lunes, 10 de mayo de 2021

EL ROQUE – CASERÍO Y FUENTE DE JAMA - EL ROQUE (Regreso por Cáscara y El Tapado)

 EL ROQUE – CASERÍO Y FUENTE DE JAMA - EL ROQUE 
(Regreso por Cáscara y El Tapado)

 FICHA TÉCNICA

TÉRMINO MUNICIPAL: San Miguel de Abona y Vilaflor.

COMO LLEGAR: Desde la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, tomaremos la autopista del sur, la TF-1, hasta llegar a la salida número 62 que conecta directamente con la carretera TF-65 de acceso al núcleo urbano de San Miguel. Una vez lleguemos, tomaremos la TF-28 que hacia la izquierda nos lleva al Caserío de El Roque, siguiendo la señalización correspondiente.
COMIENZO: Caserío de El Roque. 
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Media.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 7,5 km.
PROVISIÓN DE AGUA: En el Caserío de El Roque hay un bar y en la zona recreativa de la Fuente de Jama hay varias tomas de agua. 
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Caserío de El Roque; 2.- Camino de Los Cantillos; 3.- Caserío de Jama; 4.- Ermita de la Inmaculada Concepción; 5.- Fuente de Jama; 6.- Lagar antiguo en la zona recreativa de Fuente de Jama; 7.- Caserío canario setecientos metros antes de terminar la ruta.
VENTAJAS: Recorrido circular de interés etnográfico.
INCONVENIENTES: El Camino de Los Cantillos tiene muchos tramos invadidos por la vegetación que en ocasiones hace imposible su recorrido. 
PELIGROSIDAD: Hay que cruzar la carretera TF-565 en varias ocasiones, por lo tanto, tomaremos las debidas precauciones al hacerlo.
TIPO DE RUTA: Senderismo.



PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC



CARTOGRAFÍA

DESCRIPCIÓN

 
Damos comienzo este recorrido en la plaza principal del Caserío de El Roque, un núcleo de población perteneciente al municipio de San Miguel de Abona situado en las inmediaciones del Monumento Natural del Roque de Jama, de ahí su nombre. En dicha plaza está la Iglesia de San Roque, un templo religioso contemporáneo edificado en el año 1970 en el mismo lugar donde había uno anterior, datado en 1907. 
 
 
Iglesia de San Roque.

Empezamos a caminar por la Calle de San Roque en dirección a la carretera de La Escalona, la TF-565, la cual cruzaremos con la máxima precaución para conectar con la Calle la Degollada, que camina en descenso y con superficie asfaltada cruzando el cauce del Barranco de Las Gabrielas; en la primera bifurcación que nos encontremos, tendremos que girar a la derecha y continuar ascendiendo por asfalto por el Camino de los Cantillos, que avanza entre los muros de piedra seca de las huertas de cultivo y alguna vivienda aislada. Más adelante, cuando más acusado es el desnivel de subida, termina el asfaltado y empieza una pista agrícola que sigue su curso ascendiendo por las inmediaciones de El Roquito (665 m.), un promontorio rocoso que destaca visiblemente desde el camino; a nuestras espaldas queda la imagen del imponente Roque de Jama (780 m.), que se va alejando a la vez que progresamos.
 
Roque de Jama.


El camino continúa con firme bastante compacto, aunque algo pedregoso, entre unas paredes de tosca que pertenecen a unas viejas huertas de cultivo y una canalización que transcurre bordeando el paso; va tomando altura, ya que marcha en ascenso, a nuestra izquierda se va abriendo el paisaje panorámico del Valle de San Lorenzo, donde destaca majestuoso el Roque del Conde (1001 m.), así como otros cerros importantes como el Roque de Vento (563 m.), los Picos de la Albarda (411m.), el Roque de Igara (390 m.) y la Montaña de Guaza (428 m.); en el firme podemos apreciar pequeños tramos con restos de empedrado y en cuanto a la vegetación podemos observar gran cantidad de Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Malpicas (Carlina salicifolia), Magarzas (Argyranthemum frutescens), Verodes (Kleinia neriifolia), algunos Balos (Plocama pendula), Vinagreras (Rumex lunaria) y numerosos ejemplares de Pencones (Opuntia maxima), antes de desembocar en la carretera TF-565.

 Roque de Jama y El Roquito (izq.).


Roque del Conde (dcha.).
 
Valle de San Lorenzo.
 
Cruzando dicha vía con la máxima precaución, estaremos junto al campo de fútbol y continuamos la marcha rodeándolo y conectando enseguida con el Camino de los Cantillos, que es el que estamos recorriendo y que sigue su curso bordeando un circuito de motocross y luego discurriendo junto a los muros de tosca de unas huertas de cultivo. El firme es muy pedregoso e irregular y está prácticamente invadido por la vegetación, dejando solo un estrecho paso entre la misma; tendremos que fijarnos en los restos del muro delimitador que antiguamente lo marcaba para no perder su trazado. Luego discurre junto a la pared de una finca particular por donde crecen gran cantidad de Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Vinagreras (Rumex lunaria), algunos Balos (Plocama pendula), Tederas (Bituminaria bituminosa) y Malpicas (Carlina salicifolia), hasta confluir con una calle asfaltada que es una vía de acceso a la finca que acabamos de bordear, en unos metros estaremos de nuevo en la carretera TF-565.
 
 
 Bejeque Puntero (dcha.).

 
 
La cruzamos de nuevo y tomamos una rampa de cemento que conecta con el camino, que lo evidencia por tener algunos tramos con restos de empedrado; tendremos que intuir en algunas ocasiones el paso original, obstruido la mayor parte por la vegetación, o bien fijarnos bastante en el muro que lo marcaba, del cual aún queda bastante. 
 

Más adelante, siempre en ascenso, en las inmediaciones de la zona denominada Las Tres Higueritas, tendremos que atravesar de nuevo la carretera TF-565 y buscar alguna referencia del trazado real que bien puede ser otra vez el murete de piedra seca que veremos claramente a nuestra izquierda; continuamos por una zona más rocosa y libre de vegetación; el margen del camino y acompañando al murete de piedra, hay unas tuberías que también nos servirán como referencia para no perder el trazado. 
 

 Muros de piedra seca marcando 
el Camino de los Cantillos.
 
 
 
El firme del terreno es, en algunas ocasiones, bastante rocoso y muy irregular y a medida que vamos progresando se va ocultando bajo la abundante y frondosa vegetación. En un momento determinado el camino original, que no olvidamos que se llama Camino de los Cantillos, ha sido invadido por una pista agrícola que sirve de acceso a unas huertas de cultivo cercanas y que están en estado de abandono, por lo tanto, el paso es más fácil en este pequeño tramo. Luego conectaremos de nuevo con el camino original, que continúa ascendiendo junto al muro de la finca, encontrándonos un poco más adelante con un tramo muy degradado del que es imposible ver su traza original; gracias a la tubería que da un giro brusco a la izquierda remontando entre unas rocas, podremos seguir hasta coronar una pequeña loma por donde discurre el camino. 
 

 Camino algo perdido.
 
 
Seguiremos en ascenso mediante suelo rocoso y enseguida veremos un estanque de considerables dimensiones a nuestra derecha en las inmediaciones del Barranco de las Gabrielas; en el trazado del camino hay uno más pequeño en forma de receptor de agua de lluvia que está hecho de bloques de tosca. Desde este punto, rodeados de Vinagreras (Rumex lunaria), Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Verodes (Kleinia neriifolia), Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Bejeques Punteros (Aeonium urbicum) y un largo etcétera, podemos pararnos para observar el bonito paisaje que se ve desde esta especie de mirador natural; la costa sur desde El Médano, donde es notoria la visualización de Montaña Roja (171 m.), pasando por las zonas turísticas de Los Abrigos y Costa del Silencio, hasta Los Cristianos, donde destaca la Montaña de Guaza (428 m.) y el Roque de Igara (390 m.); más cercano está el Roque de Jama (780 m.) y la Montaña Centinela (608 m.), de las cuales nunca perderemos sus majestuosas siluetas.
 
Vistas panorámicas desde el camino.
 

 
A partir de este punto el trazado del camino discurre justo por el límite jurisdiccional de los municipios de San Miguel de Abona y Vilaflor y remonta suavemente por una zona compacta y muy irregular compuesta de firme de roca hasta desembocar, unos doscientos cincuenta metros después, en una pista agrícola. El Camino de Los Cantillos continúa su marcha de frente por la misma pista y nuestra ruta gira a la izquierda para, ya dentro del municipio de Vilaflor, dirigirnos a visitar la Ermita de la Inmaculada Concepción. La pista se convierte poco después en una calle asfaltada que avanza por Las Moraditas y que se dirige hacia el Caserío de Jama, un núcleo poblacional perteneciente al municipio de Vilaflor, situado bajo la sombra de la Montaña del Pozo (1300 m.), que está formado por numerosas casas dispersas cuyas familias se dedican mayoritariamente a la agricultura. Enseguida hay una bifurcación hacia la izquierda que, en descenso, nos lleva hasta la plaza principal del pueblo donde está la Ermita; es un templo contemporáneo rematado con un pequeño campanario, erigida en los años sesenta del siglo XX, que alberga en su interior una talla de la Virgen de la Inmaculada Concepción, traída desde Vilaflor en romería con camellos y promovida por el párroco de la época; junto al templo hay un gran Pino Canario (Pinus canariensis), que infunde tranquilidad y sosiego al espacio.


 
Ermita de la Inmaculada Concepción.

De regreso a La calle principal, nos dirigimos a la izquierda y en unos metros pasamos al lado de un conjunto de casas en estado ruinoso; están construidas al más puro estilo arquitectónico canario, un hito etnográfico a tener en cuenta en la ruta que estamos realizando. Después de pasar junto a una vieja fuente en desuso, hay una bifurcación hacia la izquierda por la que nos tendremos que desviar, es un sendero con firme empedrado que se dirige en descenso por una de las vertientes del Barranco de la Fuente hacia su cauce, donde se encuentra la Fuente de Jama; alrededor de la fuente hay un espacio recreativo con vallado de madera que tiene algunas mesas con asientos también de madera situadas bajo unos árboles que dan sombra al lugar, hay también varias tomas de agua y una cueva con un antiguo lagar. 


Área recreativa en el Caserío de Jama.

Fuente de Jama (izq.); Antiguo lagar (dcha.)

Área recreativa de Fuente de Jama.

Salimos por la otra vertiente del barranco rodeando dicho espacio y yendo de nuevo a la calle principal, ignorando la bifurcación que lleva a la Ermita y siguiendo de frente por la pista agrícola hasta que veamos como el Camino de los Cantillos de desvía en una de sus curvas hacia la izquierda y asciende bastante precario y oculto bajo la frondosa vegetación, definido por ambos muretes de piedra seca y una tubería que nos servirá de referencia para no perder el trazado original.


En unos trescientos metros estaremos de nuevo en la calle asfaltada y por ella tendremos que ir ascendiendo sin tregua, bordeando el cauce del Barranco de la Fuente y alejándonos del Caserío de Jama. Por un costado de la carretera se hace visible el antiguo murete de piedra seca que delimitaba el paso, los restos de una era de trilla también se dejan ver al lado de la vía y unos metros más adelante, donde hay un estanque y unas huertas con unos almendreros, continúa el camino original en fuerte pendiente, desviándose de la carretera y avanzando muy perdido por las inmediaciones de una vieja casa que se encuentra en estado ruinoso, hasta desembocar de nuevo en el asfalto. 

Era de trilla (izq.); camino original (dcha.).


La carretera nos lleva siempre en subida entre una gran cantidad de Bejeques Punteros (Aeonium urbicum), Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Tederas (Bituminaria bituminosa), Vinagreras (Rumex lunaria), algunos Escobones (Chamaecytisus proliferus), Corregüelas (Convolvulus althaeoides) y Magarzas (Argyranthemum frutescens), hasta que estemos a la altura de un gran estanque de agua que se encuentra en medio de una finca de cultivo, por la que se inicia una pista agrícola que tendremos que tomar hacia la derecha.



La pista agrícola es de tierra y avanza llaneando sus primeros metros y luego descendiendo suavemente entre huertas de cultivo, con la imagen panorámica del Valle de San Lorenzo, separado geográficamente del de San Miguel por la cadena montañosa que alberga el Roque de Jama (780 m.) y la Montaña Centinela (608 m.), una imagen que bien merece una atenta observación. La pista llega a su fin en una de las huertas que está vallada y continúa una senda algo intuitiva que desciende muy pedregosa y algo resbaladiza entre Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Malpicas (Carlina salicifolia), Bejeques Punteros (Aeonium urbicum) y algunos Verodes (Kleinia neriifolia); hay una tubería que va junto al recorrido y en algunas ocasiones veremos el viejo muro de piedra seca que marcaba antiguamente el camino. 


Montaña Roja, en la costa de El Médano (izq.).

En la zona conocida como Cáscara conectaremos con otra pista muy pedregosa que continúa su descenso, bifurcándose más adelante en otra hacia la derecha que llega a conectar con la carretera; de frente seguimos avanzando, siempre en bajada, veremos un estanque a nuestra izquierda y unos metros más adelante una construcción abandonada, donde también hay un contenedor de mercancías oxidado y también abandonado. La pista se va diluyendo paulatinamente y se convierte en un trayecto muy pedregoso con una dirección marcada mediante una hilera de piedras; enseguida encontraremos el camino, justo al lado de una tubería de agua y entre multitud de Bejeques Punteros (Aeonium urbicum) y Jaguarzos (Cistus monspeliensis); a partir de este punto la traza del recorrido es perfectamente clara y siempre en descenso, teniendo a la vista la imagen permanente del valle que describimos anteriormente; discurre por una loma bordeando el Barranco del Pinito y un barranquillo al lado contrario donde podremos ver algunos nateros, paredes de piedra hechos en tiempos pasados, perpendicularmente a la dirección del cauce, para que con el agua de lluvia, se anegaran y formaran con el tiempo pequeñas huertas cultivables. 




Camino de regreso empedrado.

El trayecto continúa muy bien definido y con firme mayoritariamente empedrado, el cual se encuentra en un estado de conservación bastante óptimo, aunque también tiene algunos tramos muy pedregosos y erosionados; camina muy sinuoso y el murete de piedra seca que lo marca, da evidencias que fue un camino tradicional y de importancia del municipio. La vegetación del entorno, estando en las medianías, es la que nos ha acompañado hasta el momento, siendo más numerosos los Bejeques Punteros (Aeonium urbicum), cuya floración en pleno mes de abril, le da un toque de color al recorrido; muchos Pencones (Opuntia maxima) también crecen en los bordes del sendero y Jaguarzos (Cistus monspeliensis) y Malpicas (Carlina salicifolia), junto a infinidad de especies, anegan un precioso y tradicional recorrido.



En un momento determinado, cuando el recorrido da un giro brusco a la izquierda, nos llama la atención una construcción de madera en forma de rampa que bordea el camino a un nivel superior de este y que es usado para descensos en bicicleta; este “circuito” se intuye que ha invadido parte del camino, ya que el empedrado ha desaparecido en parte, dando lugar a una zona de paso muy pedregosa y deteriorada, suponemos que debido a la acción de dichos vehículos de dos ruedas. 

Roque de Jama.

Más adelante recuperamos el firme más compacto y el recorrido definido por muros de piedra seca a ambos lados del camino, aunque tiene algunas zonas más pedregosas. Continuando siempre en descenso, en la zona denominada Los Frailes, llegaremos de nuevo a encontrarnos con la superficie del camino empedrado y su trazado perfectamente definido, teniendo incluso algunos tramos horadados en los bordes del paso, las Malpicas (Carlina salicifolia) y los Cornicales (Periploca laevigata) nos acompañan la marcha zigzagueando sin parar, hasta terminar en una pista asfaltada donde hay una vivienda rodeada de huertas de cultivo. 



Tendremos que ir por ella en fuerte descenso y enseguida desviarnos de la misma y continuar de frente por una pista de tierra y cemento que conecta unos metros más abajo con el camino original; éste continúa con firme terroso junto a un muro de tosca y un poco más adelante bordeando la pared exterior de una casa que tiene un pequeño balcón de madera que asoma hacia el camino, el cual progresa por aquí con firme empedrado y terminando poco después de confluir con el sendero que cruza el Barranco del Pinito y que se dirige por La Silleta, hacia el Monte Cho Pancho, ruta que podemos seguir en EL ROQUE - MONTE CHO PANCHO – EL ROQUE.





Señalización hacia el Monte Cho Pancho (izq.).


Pocos metros después el camino se convierte en otra pista de tierra algo sinuosa y en moderado descenso, que pasa al lado de un pequeño caserío, éste está formado por varias viviendas de arquitectura tradicional canaria y su estado de conservación es de semi abandono; más adelante una señal de información del sendero local correspondiente al recorrido del Monte Cho Pancho, nos indica que nos quedan unos setecientos metros para terminar la ruta. Haciendo caso de dicha señal y realizando un recorrido urbano por la Calle el Tapado, llegaremos pronto al final de la ruta en la plaza principal del Caserío de El Roque, donde la dimos por iniciada. 

Final del recorrido en El Roque.

© Texto y fotografías de Francisco Fariña



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