miércoles, 10 de mayo de 2023

LAS CARBONERAS - MIRADOR DE AGÜAIDE - LAS CARBONERAS (Incluyendo la ruta autoguiada de Chinamada)

LAS CARBONERAS - MIRADOR DE AGÜAIDE - LAS CARBONERAS
(INCLUYENDO RUTA AUTOGUIADA DE CHINAMADA)
(Regreso por Los Morales y por el PR-TF-10.1)
 
 
FICHA TÉCNICA

TÉRMINO MUNICIPAL: San Cristóbal de La Laguna. 

COMO LLEGAR: Entre los kilómetros 20 y 21 de la carretera TF-12, que parte desde Las Canteras hacia El Bailadero y San Andrés, está el cruce con la TF-145 que nos llevará directamente al núcleo urbano de Chinamada, pasando antes por Las Carboneras.
COMIENZO: Caserío de Las Carboneras. 
FINAL: Mismo lugar. 
DIFICULTAD: Baja. 
DURACIÓN: Indeterminada. 
LONGITUD: 9,7 km. 
PROVISIÓN DE AGUA: En el pueblo de Las Carboneras y en el de Chinamada hay sendos bares-restaurantes y en la Degollada de las Escaleras, hay una fuente pública. 
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Plaza e Iglesia de San Isidro; 2.- El Bailadero; 3.- Distintos puntos señalizados correspondientes a la ruta "Sendero Autoguiado de Chinamada"; 4.- Plaza y Ermita de San Ramón Nonato; 5.- Roque de los Pinos; 6.- Mirador de Aguaide; 7.- Morro de Aguaide; 8.- Degollada de Anube; 9.- Lomo de los Inciensos; 10.- Los Morales; 11.- Degollada de las Escaleras.
VENTAJAS: Recorrido mayoritariamente por senderos homologados, de alto valor paisajístico y etnográfico. 
INCONVENIENTES: Ninguno digno de mención.
PELIGROSIDAD: Ninguna digna de mención. 
TIPO DE RUTA: Senderismo.
 

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CARTOGRAFÍA
 

DESCRIPCIÓN

Partimos desde la Plaza de San Isidro en el Caserío de Las Carboneras, donde se encuentra la Iglesia de San Isidro, de estilo contemporáneo, original del año 1930, dedicada a la Virgen de los Reyes, que comparte altar con el patrón del pueblo, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. En este punto conectamos con el PR-TF-10.1, una variante del PR-TF-10 que empieza en la Degollada de las Escaleras, pasa por este punto y termina en el Caserío de Chinamada; para ello tomaremos la Calle el Montito, que enseguida converge con la Calle Camino de Chinamada, que avanza asfaltada sobre La Hoya, una vaguada por donde discurre el Barranquillo de los Encerraderos, que se une más abajo con el Barranco de Taborno. 

Iglesia de San Isidro (izq.).
 
En unos doscientos metros, el PR se desvía de la carretera y asciende por nuestra izquierda, con fuerte desnivel, mediante unos escalones tallados en el terreno y protegidos por un pasamanos de madera. En pocos metros estaremos en un mirador natural que hace el camino y que se asoma a la cabecera del Barranquillo de los Encerraderos, teniendo unas panorámicas espectaculares del entorno, viéndose el Caserío de las Carboneras en primer plano y las laderas del Barranco de Taborno, donde se asienta el Caserío de Taborno, sin obviar la fantástica imagen del imponente Roque de Taborno (706 m.), al fondo de esta magnífica postal. 
 
 
Panorámicas hacia Las Carboneras.
 
Continuamos subiendo entre algunos Brezos (Erica arborea) y enseguida giramos a la derecha y avanzamos llaneando junto a un muro de piedra seca donde cuelgan gran cantidad de Cerrajas (Sonchus acaulis), Helecheras (Pteridium aquilinum), Bejeques de Anaga (Aeonium ciliatum) y algunos Verodes (Kleinia neriifolia), y que forma parte de unas huertas de cultivo ubicadas en la zona de Las Goteras. 
 

 
Progresamos por el sendero que presenta un firme muy compacto y una morfología con algunos remontes sin importancia, que salvaremos mediante escalones tallados en el terreno y en algunos tramos algo expuesto hacia nuestra derecha, por donde pasa a un nivel inferior, la carretera hacia el Caserío de Chinamada; más adelante cruzaremos un pequeño bosque de Fayal – Brezal (Morella faya y Erica arborea) en la zona de Los Hinojos y después pasaremos por la Hoya de Tenejía, donde crecen numerosos ejemplares de Helecheras (Pteridium aquilinum), un tramo del camino que bordea la base del impresionante Cabezo de Tenejía (812 m.), una mole rocosa, que junto al Roque Amuguel (776 m.), se alza majestuosa sobre nuestros pasos. En una vuelta del recorrido, sobre el Lomo de la Hoya, el sendero forma un mirador natural que se asoma hacia el valle donde se asienta el Caserío de Las Carboneras, que rodea todo el magnífico entorno que podemos apreciar desde este punto.
 
 
 
Seguimos el sendero que desciende suavemente y un poco más adelante gira bruscamente a la derecha, para bajar con fuerte pendiente un tramo escalonado y protegido por una valla de madera que termina en la carretera que une el Caserío de Las Carboneras con el de Chinamada, por donde discurre el PR-TF-10.1, como así lo indica una señal ubicada en este punto. Hay un apartadero en la vía, sobre el Lomo de la Bocina, desde donde podemos seguir disfrutando de las magníficas vistas del entorno. 
 
 
 Carretera de Chinamada.
 
Caminamos por la carretera con la máxima precaución y siguiendo las indicaciones del PR, iremos llaneando y bordeando la Hoya de Asade unos trescientos metros, hasta llegar al inicio del Sendero de Tesegre, que se encuentra a nuestra derecha y que discurre por una lomada que bordea el cauce del Barranco de la Angostura, donde se alza el Roque de las Aguilillas (665 m.); al borde de la carretera hay una pequeña área de descanso bajo algunos ejemplares de Loros (Laurus novocanariensis) y Acebiños (Ilex canariensis), donde podremos hacer una pausa.
 
 
 
Unos metros antes de este punto hay una rampa de tierra que se desvía de la carretera por la izquierda, que tiene acceso directo a una estrecha vereda que se abre paso entre Trebolinas (Oxalis pes-caprae), Helecheras (Pteridium aquilinum) y algunas Cerrajas (Sonchus acaulis), que transcurre bordeando una huerta de cultivo, que se encuentra sobre las inmediaciones del Lomo Bicoche; iremos andando por dicha senda disfrutando de las bonitas vistas del pequeño valle que se abre a los pies de La Montañeta (647 m.) y del Morrito (592 m.), dos promontorios rocosos que se alzan sobre el Caserío de Chinamada y que bordean la cabecera del Barranco de la Angostura. Poco a poco nos introducimos en el bosque de laurisilva por la zona de Las Rosas, donde el recorrido, algo sinuoso, asciende paulatinamente entre el característico Fayal – Brezal (Morella faya y Erica arborea), mediante un firme bastante compacto con algunos tramos escalonados. En pocos metros estaremos en la zona conocida como El Bailadero, donde hay un pequeño altar de piedra con una cruz de madera; en este punto confluiremos con el PR-TF-10 que por nuestra izquierda viene desde la Cruz del Carmen y se dirige por la derecha, hacia la Punta del Hidalgo.
 
 
 Calvario en El Bailadero y el PR-TF-10 de camino a Cruz del Carmen.
 
 

Continuamos hacia la derecha por dicho PR, en suave descenso, por un sendero muy evidente que transcurre bajo la laurisilva, bordeando el Cabezo del Bailadero (691 m.); más adelante, cuando se despeja el camino de la foresta, seguimos avanzando  por un tramo escalonado con vistas hacia La Montañeta (647 m.) y después pasamos junto a una pequeña cueva excavada y protegida por un murete de piedra seca, que sirvió de descansadero antes de entrar en el pueblo; por el entorno crecen multitud de Matorriscos (Lavandula canariensis) Bejeques (Aeonium ciliatum), algunas Retamones (Teline canariensis), Helecheras (Pteridium aquilinum), Pencones (Opuntia maxima) y Orquídeas de tres dedos (Habenaria tridactylites), desembocando de nuevo en la carretera que viene desde el Caserío de Las Carboneras, donde conectamos con el final del PR-TF-10.1, que confluye aquí con el PR-TF-10, de camino a Punta del Hidalgo. 
 
 PR-TF-10 de camino a Chinamada.

Señalización en el inicio del "Sendero Autoguiado de Chinamada".
 
 Punto de información número 1 (dcha.).
 
En este punto hay varias señalizaciones y una de ellas se refiere al "Sendero Autoguiado de Chinamada" un sendero autoguiado que recorre parte del Caserío de Chinamada, el cual no dudaremos en realizar. Para ello iniciamos el recorrido en El Barrial por una senda estrecha que rodea la totalidad de La Montañeta (647 m.), donde hay unas viejas casas-cueva excavadas en el talud que protege el camino y que avanza expuesto hacia el cauce del Barranco de la Angostura; enseguida vemos el Punto Número 1 del recorrido autoguiado, que nos instruye acerca a las primeras referencias históricas de la población. 
 
 Punto de información número 2 (dcha.).

Dragos (Dracaena draco).
 
Progresamos luego junto al patio exterior de una vivienda también excavada en la pared colindante, donde crece un espectacular ejemplar de Verode (Kleinia neriifolia), respetando en lo posible la privacidad de sus moradores, y en pocos metros nos encontraremos el Punto Número 2 que, mediante un pequeño cartel informativo, nos explica la técnica que utilizaban para la realización de las viviendas. Continuamos la marcha por un tramo donde la vereda aparece labrada en la roca y disfrutaremos de las vistas que nos ofrece la Hoya Encella, un pequeño valle que se extiende bajo las faldas de El Morrito (592 m.), donde abundan los terrenos de cultivo. 
 
 
 
Unos metros más adelante iremos por una pista cementada, que desciende bruscamente hasta llegar otra vez a la carretera, donde está ubicado Punto Número 3 que nos enseña las características geológicas del terreno por donde pisamos, procedente de las erupciones volcánicas de un pasado muy lejano; sobre nuestras cabezas se alza un precioso ejemplar de Drago Canario (Dracaena draco) que no pasa desapercibido. Hacia la derecha seguimos la ruta por la carretera, hacia la Plaza de San Ramón, donde está la Ermita de San Ramón Nonato, edificada entre 1988 y 1990; este es el Punto Número 4 del recorrido autoguiado, que trata sobre la festividad religiosa que se lleva a cabo en este lugar todos los años.
 
 Ermita de San Ramón Nonato.

Punto de información número 5.
 
Detrás de la Ermita hay un poste con señales del PR-TF-10 que nos da las indicaciones para continuar hacia el final, en la Punta del Hidalgo y otra, para avanzar de frente hacia el Mirador de Aguaide. Si caminamos unos cien metros hacia la izquierda, por el PR, daremos con el Punto Número 5, ubicado justo enfrente de la Ladera de la Quebrada, donde se encuentra el mayor número de casas-cueva del entorno. 
 
 
Punto de información número 6.

 Casas-cueva de camino al Mirador de Agüaide.
 
Desandamos nuestros pasos para dirigirnos al mirador, distante unos seiscientos metros; iremos llaneando entre gran cantidad de Pencones (Opuntia maxima), por un camino ancho y con firme muy compacto bordeando la parte trasera de la Ladera de la Quebrada, donde se encuentra el Punto Número 6, éste nos enseña la zona de Los Llanos, un valle que se encuentra frente a nosotros y que antaño eran terrenos fértiles de cultivo y pastos para el ganado. Después llegaremos a una amplia degollada situada bajo el Morro de Aguaide (633 m.), expuesto al cauce del Barranco del Tomadero, desde donde hay un mirador inmejorable para observar el Roque de los Pinos (550 m.), un domo volcánico que alberga un pequeño bosque de Pino Canario (Pinus canariensis), único en el Macizo de Anaga y un endemismo único, el Amagante de Anaga (Cistus chinamadensis); en este mirador está el Punto Número 7.
 
 
 
 
Seguimos la ruta por un sendero muy marcado que camina bordeando el Morro de Aguaide (633 m.) que se alza por nuestra izquierda, teniendo la zona de Los Llanos al lado contrario, que nos ofrece unas espectaculares panorámicas de todo el entorno. Después, empezamos a descender suavemente entre gran cantidad de Inciensos (Artemisia thuscula), Cerrajas (Sonchus acaulis), Bejeques de Anaga (Aeonium ciliatum), Codesos (Adenocarpus foliolosus), Matorriscos (Lavandula canariensis), Malpicas (Carlina salicifolia), entre otras muchas especies, por un terreno irregular y algo sinuoso, en dirección al Mirador de Aguaide, situado al borde del acantilado y donde se encuentra el último punto de información, el Punto Número 8

 
 Mirador de Agüaide.

Una vez en él, nos paramos a disfrutar del magnífico panorama que tendemos delante; desde la plataforma costera que se extiende bajo la cuerda montañosa que alberga el Roque Carnero (520 m.) y el Pico de los Cardos (297 m.), donde se encuentra la población de Punta del Hidalgo, pasando por la inconfundible silueta del Roque de dos Hermanos (336 m.), que tiene una curiosa leyenda guanche, y terminando en los riscos que se precipitan hacia la costa donde está la Playa de la Fajana, la de Pachila y la de Ocadila. De regreso, subiremos opcionalmente, al Morro de Aguaide (633 m.), un ascenso sencillo que hace diferente el recorrido habitual y que desemboca en el mirador del Roque de los Pinos (550 m.). 


Camino hacia Los Batanes.

A partir de aquí desandamos el recorrido hasta la Plaza de San Ramón y desde ahí caminamos unos doscientos cincuenta metros por la carretera, hasta que veamos el inicio de un sendero por nuestra derecha que se dirige al Caserío de El Batán, visible al otro lado del valle. Empieza descendiendo suavemente sobre el Lomo Arago, progresando mediante algunos tramos con escalones tallados en el terreno y después de haber traspasado una puerta dispuesta para que no pase el ganado, empieza a descender con más desnivel bajo el Lomo del Cuchillo avanzando por tramos más compactos combinados con algunos otros más pedregosos. 



Roque de Anube (dcha.).


Luego, desciende aún más empinado por numerosos tramos escalonados, tanto con peldaños de roca, como tallados en el terreno y también caminaremos sobre algunos más degradados y descompuestos hasta llegar a la zona denominada El Cerrillar. A partir de aquí continúa el camino, siempre en bajada, por una zona de tosca rojiza donde nos aseguraremos mediante una cadena de hierro que, dicho sea de paso, afea el entorno, dispuesta a la altura de las manos y que nos da la seguridad suficiente para llegar, mediante una escalera labrada en la tosca, al cauce del Barranco del Bolo, cuya cabecera se encuentra en las inmediaciones del Cabezo de Tenejía (812 m.), discurriendo por el Lomo la Rosa.


Tramo escalonado y asegurado con cadena en el Bco. del Bolo.

Una vez lo hayamos cruzado, seguimos el trayecto del camino subiendo suavemente junto a una construcción de tosca compuesta de una estancia a modo de vivienda y una cueva-refugio, ambas ubicadas bajo un talud rocoso que bordea nuestros pasos, en el Lomo de la Cruz. 



Enseguida estaremos en la Degollada de Anube, un paso excavado en la tosca entre el Lomo de la Cruz y el Roque de Anube. Continuamos el sendero bajando un tramo escalonado y enseguida progresamos llaneando por el Lomo de los Inciensos, desde donde tendremos unas panorámicas inmejorables del valle por donde discurre el Barranco del Río, teniendo a la vista el Caserío de Chinamada y el Roque de los Pinos (550 m.) a un lado del cauce, al igual que el de Las Carboneras, al otro lado. 

Degollada de Anube.



El sendero sigue su curso descendiendo repentinamente con firme más pedregoso y con algunos tramos escalonados, donde la tosca rojiza característica del Macizo de Anaga, permitió tallar los escalones para facilitar el tránsito; atravesamos otra puerta dispuesta para que el ganado no pase y después de un buen tramo en descenso algo descompuesto, llegaremos a uno de los márgenes del Barranco del Río. De frente y cruzando el cauce, el camino continúa hacia Los Batanes, bien por la Vereda del Cuchillete o por el Batán de Abajo, donde está la Cueva del Lino; nuestra propuesta gira cambiando el sentido de la marcha hacia la izquierda, tomando otro sendero que se aleja del barranco y que se dirige a Los Morales. 

Cauce del Barranco del Río.



Remontamos por un tramo escalonado bordeado de Piteras (Agave americana), que conecta con un sendero de firme compacto, que discurre bordeando algo expuesto, el cauce del Barranco de los Morales; más adelante, cuando pasemos junto a un murete de piedra seca perteneciente a unas huertas de cultivo, cruzaremos dicho barranco y continuamos la marcha ascendiendo por el lado contrario, bajo la Hoya de los Cardos, mediante una zona más rocosa y luego avanzamos sin pausa, combinando tramos escalonados y expuestos, con otros de firme más compacto. 


Camino hacia Los Morales.

En un momento determinado cruzamos de nuevo el cauce del Barranco de los Morales y progresamos luego subiendo junto a un talud de tosca rojiza, donde hay unos escalones tallados en el terreno. A continuación, traspasamos una puerta colocada en el camino para que no pase el ganado, que nos da el paso para seguir el ascenso con un desnivel más acusado por una zona de tosca; inmediatamente después de haber cruzado una plataforma inclinada donde crecen gran cantidad de Helechos (Pteridium aquilinum), unos escalones labrados suben con fuerte pendiente por un tramo estrecho, muy sinuoso y algo resbaladizo, que nos dejan en el entorno de Los Morales. 



Lo primero que encontramos es un gran promontorio rocoso donde crece un enorme y solitario ejemplar de Sabina Canaria (Juniperus canariensis), que da cobijo a unas viejas huertas donde hay varias Higueras; desde este lugar, las vistas panorámicas del valle por donde discurre el Barranco de los Morales son inmejorables. 

Sabina Canaria (Juniperus canariensis), (izq.).

Era y vivienda en Los Morales.

En el entorno más cercano hay un aljibe y varias casas-cueva donde residían los medianeros de la finca, así como los aposentos para los animales de carga; seguimos avanzando por el camino mediante una escalera tallada en el terreno, luego pasaremos junto a una era de trilla y más adelante bordeamos el exterior de dos viviendas que se hallan en estado de semi abandono. 


Caserío de Los Batanes desde Los Morales.


Después de atravesar una puerta de madera que bloquea el paso del ganado, giramos a la izquierda, caminando por un evidente sendero que discurre entre un mar de Helechos (Pteridium aquilinum), bordeando un muro de piedra seca de unas huertas colindantes; enseguida encontramos la continuación del camino que asciende repentinamente con firme algo pedregoso, combinado con algunos tramos empedrados. El desnivel de subida es moderado y después de un sinuoso e interminable progreso, llegaremos a conectar directamente con el PR-TF-10, donde hay un poste de madera con su correspondiente señalización; continuamos hacia la derecha, no sin antes asomarnos a un promontorio rocoso que se desvía unos metros del camino, donde disfrutaremos de las panorámicas del entorno. 

PR-TF-10 hacia la Degollada de las Escaleras.

Panorámicas desde el PR-TF-10.

Degollada de Las Escaleras.

Continuaremos en suave ascenso por un sendero ancho y muy cómodo, que avanza bajo laurisilva, hasta llegar a la Degollada de las Escaleras, una zona situada bajo el Roque de las Escaleras (770 m.), donde hay una cruz de madera y una torre de alta tensión; en este punto se inicia el PR-TF-10.1 que desciende por nuestra izquierda hacia el Caserío de Las Carboneras y que será nuestra opción, el PR-TF-10 sigue su curso de frente hacia la Cruz del Carmen. 

Fuente de agua bajo el Roque de Las Escaleras (izq.).

PR-TF-10.1 de camino a Las Carboneras.

Progresamos descendiendo por un sendero ancho y con firme terroso que progresa junto a un viejo descansadero tallado en el talud rocoso que lo bordea; junto al mismo hay una fuente donde poder reponer agua. El camino continúa bajo las faldas del Roque de las Escaleras (770 m.), en descenso y bajo la característica vegetación de la laurisilva, bordeado de gran cantidad de Helecheras (Pteridium aquilinum), por la Hoya de las Escaleras y paralelo a la carretera TF-145 que la tendremos a un nivel inferior de nuestro recorrido. 

PR-TF-10.1

La Cruz de Las Carboneras (dcha.).

Luego, sigue en continuo desnivel de bajada por el Lomito de la Haya y por Las Higuerillas, donde el trazado se presenta algo más sinuoso y con firme con algunos tramos escalonados; más adelante, bordeando el Lomito la Era, gira bruscamente a la izquierda, brindándonos unas bonitas panorámicas de las laderas del Barranco de Taborno, donde se asienta el caserío del mismo nombre y se eleva el Roque de Taborno (706 m.). 

Iglesia de San Isidro.

Continúa el recorrido por el mismo PR-TF-10.1, con un ancho considerable y después pasa muy sinuoso junto a unas huertas; finalmente unos escalones de piedra nos dejan en la carretera TF-145 y sólo unos cuatrocientos metros, pasando junto a la Cruz de las Carboneras, nos separan del final del recorrido en la Plaza de San Isidro, mismo punto donde iniciamos la ruta y donde damos por terminada la jornada.


© Texto y fotografías de Francisco Fariña

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