miércoles, 14 de marzo de 2012

CIRCUNVALACIÓN VALLE DE GÜIMAR - ETAPA IV


CIRCUNVALACIÓN VALLE DE GÜIMAR
ETAPA IV
CHOZA DE LA LOCA - ARAYA
(Por la Pista Boca del Valle y la Cresta de Araya)

 

FICHA TÉCNICA

TÉRMINO MUNICIPAL: Arafo y Candelaria.
COMO LLEGAR: En el punto kilométrico 17,5 de la carretera TF-523 comienza la Pista Boca del Valle, donde se encuentra la Choza de la Loca.
COMIENZO: Choza de la Loca o Refugio de Orticosa.
FINAL: Casco urbano de Araya.
DIFICULTAD: Media – Alta.
DURACIÓN: 5 Horas.
LONGITUD: 11,5 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: En el núcleo urbano de Araya.
LUGARES DE INTERÉS: Refugio de Orticosa o Choza de la Loca; Pista Boca del Valle; Vistas de las Lajas de Chafa; Cresta de Araya; SL-TF-296; Finca Las Haciendas; Cruz del Camino; Plaza e Iglesia de Araya.
VENTAJAS: Vistas panorámicas del Valle de Güimar desde la Cresta de Araya. Posibilidad de observar algunas cazoletas Guanches. Recorrido por el SL-TF-296, sendero homologado de la Red de Senderos del municipio de Candelaria.
INCONVENIENTES: La travesía por la cresta de Araya tiene algunos pasos muy expuestos y resbaladizos donde hay que extremar las precauciones; aunque el recorrido esté marcado por unas señales de dirección pintadas de amarillo y mojones de piedra, es propensa a equivocaciones.
PELIGROSIDAD: Media.
TIPO DE RUTA: Senderismo.

PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC


CARTOGRAFÍA

DESCRIPCIÓN


En una hoya en las inmediaciones de la cabecera del Barranco de Fuerte y rodeada de un precioso pinar, dentro del Parque Natural de Corona Forestal, se encuentra el Refugio de Orticosa o Choza de la Loca, un refugio de montaña gestionado por el grupo Scout de Tenerife. Este punto es el final de la ruta MEDIA MONTAÑA – CHOZA DE LA LOCA, un recorrido de dificultad baja que comienza en el Llano del Naranjo, asciende a Media Montaña y termina justo en este lugar.

Pista Boca del Valle.


La Pista Forestal Boca del Valle comienza junto al refugio y la tomaremos para recorrer parte de esta etapa de la ruta que circunvala el Valle de Güimar; se adentra llaneando entre Pinos Canarios (Pinus canariensis) de notable altura, donde también crecen, en el sotobosque, numerosos Codesos de Monte (Adenocarpus foliolosus) y algunos Jaguarzos (Cistus monspeliensis) y Chagorros (Sideritis oroteneriffae); continua después ascendiendo suavemente, siempre por firme muy compacto, hasta que veamos una bifurcación a la izquierda, la cual ignoraremos, ya que se dirige rodeando la Montaña Aricama (1688 m.) a la carretera TF-24 que va hacia La Esperanza. Sobre la Morra la Cancela continuaremos un recorrido llano y por superficie ampliamente ancha aproximadamente un kilómetro, donde nos toparemos con una bifurcación a la derecha, bajo una pared cargada de Codesos (Adenocarpus foliolosus), que es la pista forestal que está trazada sobre el Cortafuego de Lomo Colorado y que pertenece a la ruta LOMO COLORADO - PISTA BOCA DEL VALLE, una bonita circular que asciende desde la Carretera TF-523 hasta la Pista Boca del Valle y retorna por dicho cortafuego. Hay en este cruce una valla de hierro y una señal de madera en el tronco de un árbol que indica que la pista se dirige hacia Las Lagunetas; continúa llaneando entre grandes ejemplares de Escobones (Chamaecytisus proliferus) y Codesos (Adenocarpus foliolosus), en los alrededores y en unas amplias llanadas crecen muchas Amapolas Americanas (Eschscholzia californica) y Matorriscos (Lavandula buchii) y en los bordes de la pista algunas Cruzadillas (Hypericum reflexum), Malpicas (Carlina xeranthemoides), Corazoncillos (Lotus campylocladus) y mas abundantemente Cardos (Galactites tomentosa) y Cerrajones (Sonchus acaulis); la pista sigue su curso sobre la Hoya de las Carboneras y se convierte en un paseo muy agradable ya que la dificultad es mínima, salvando solo algunos remontes sin importancia; durante dicho recorrido iremos observando en las paredes colindantes las diferentes estructuras geológicas del terreno, formadas por capas sedimentarias de origen volcánico de diversos colores; en ocasiones, el pinar menos frondoso nos permite observar algunas vistas del Valle de Güimar y del Pico del Valle (2026 m.) que predomina sobre la cuerda montañosa de la dorsal de la isla, formada, entre otras, por la Montaña de Ayosa (2076 m.) y el Roque de Ayesa (2032 m.), por los cuales hemos pasado anteriormente.

Diferentes tipos de diques rocosos.

Aproximadamente cuando hayamos recorrido un kilómetro, llegaremos a las inmediaciones del Valle de Chese, donde encontraremos un Pino Canario (Pinus canariensis) breado y el cruce con la ruta LOMO COLORADO - PISTA BOCA DEL VALLE que desemboca en la pista por la cual estamos caminando; a la izquierda nos fijaremos, bajo unos enormes ejemplares de Escobones (Chamaecytisus proliferus), como comienza un sendero en fuerte pendiente que se dirige hacia El Gaitero, el cual evitaremos. Mas adelante, y siguiendo por la pista forestal, pasaremos junto a un talud volcánico que delimita dicha pista y continuaremos observando las capas geológicas de los márgenes con continuos diques rocosos muy vistosos; en los barranquillos que desembocan desde las lomas superiores crece un ecosistema formado por multitud de especies vegetales como Bejequillos (Aeonium smithii), Cerrajas de Güimar (Sonchus gummifer), Cañahejas (Ferula linkii), Malfuradas (Hypericum glandulosum) y muchas mas, convirtiendo el trayecto en un auténtico laboratorio natural y vegetal.

Lajas de Chafa y los altos del Valle de Güimar.

Cuando veamos en los bordes de la pista una capa volcánica de color rojizo muy espectacular, llegaremos a la altura de las Lajas de Chafa, unos diques rocosos casi gemelos, de imponentes dimensiones, situados en los andenes y resbaladeras que se precipitan por la ladera hacia el Alto de los Escobonitos, notablemente sobresalientes entre el pinar y que son visibles desde otro farallón junto a la pista, que aprovecharemos para un vistoso descanso, ya que es posible observar las magníficas panorámicas del Valle de Güimar desde este punto; notable es la Media Montaña (1225 m.), que está situada en Chivisaya, casi en el centro del valle y bajo el Pico del Valle (2026 m.), que se alza junto al Barranco de Añavingo; también es visible la Ladera de Güimar, que termina en la Montaña de Izaña (2382 m.) y que forma parte del recorrido de la ETAPA II y las cumbres de Montaña de Ayosa (2076 m.) y Roque de Ayesa (2032 m.), ya dentro de la ETAPA III, que se observan rodeadas del pinar que forma parte del Parque Natural de Corona Forestal.

Inicio de la Cresta de Araya.

De vuelta al camino y unos quinientos metros después, bajo el Topo de Amarnia (1601 m.), encontraremos una desviación a la derecha que abandona la pista y que en forma de sendero comienza bajando unos escalones de cemento degradado y donde se ven los restos de lo que fue una barandilla de madera; a la izquierda de la pista asciende la misma senda hacia el Topo de Amarnia (1601 m.) y el Lomo el Yugo (1717 m.) y que va a terminar en las inmediaciones de El Gaitero. Continúa descendiendo sinuoso por la denominada Cresta de Araya, con vistas panorámicas del Valle de Güimar; bajo dicha cresta podremos apreciar el profundo Barranco de las Goteras y muy cerca el Monte de los Brezos, junto al Barranco de las Vigas. Al otro lado de la cresta podemos apreciar la costa de Candelaria y Las Caletillas en la desembocadura del Barranco de Chacorche y mas allá la costa de Santa Cruz llegando incluso al Macizo de Anaga.

Mojón señalizando el paso (d).

Paso delicado.


El sendero sigue su curso vertiginoso algo resbaladizo y siempre bajo el pinar, discurre mediante largos tramos rectos y cimentado sobre una hilera de piedras, además de cubierto casi en su totalidad de pinocho; cuando hayamos recorrido unos quinientos metros y haber pasado sobre la Hoya de Ijeque, nos encontraremos bajo el Pico Igonce (1407 m.), un montículo rocoso con vistas espectaculares y muy vertiginosas; un poco mas adelante, por el mismo sendero, llegaremos a una bifurcación donde hay unas piedras con unas marcas de pintura casi ilegibles, a la derecha la señal es muy confusa e indica un sendero que se dirige en fuerte y continuo descenso hacia el Monte de los Brezos, lo ignoraremos y a la izquierda nos fijaremos en otro que remonta un poco junto a otra leyenda mas clara que dice “Candelaria”, es obvio que tomaremos dicho camino y que sigue su curso descendente sobre el Valle de Igonce; su trazado es evidente, aunque en algunos tramos esté muy degradado, discurre junto a algún pino breado y entre algunos Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Matorriscos (Lavandula canariensis), Cerrajones (Sonchus acaulis) y vegetación típica de sotobosque como el Escobón (Chamaecytisus proliferus) y algún Codeso (Adenocarpus foliolosus); un poco mas adelante zigzaguea hundido en el terreno, hasta que nos encontremos unas grandes rocas por donde baja un escalón rocoso que tendremos que salvar y luego un giro brusco a la izquierda para continuar bordeando una resbaladera y terminar de nuevo en la cresta.

La señalización de este tipo es casi constante (d)...


... y hay algunos pasos "raros".

Continúa descendiendo y salvaremos un paso por algunos escalones reforzados con cemento y nos iremos fijando en algunas marcas de color amarillo que nos indican el buen camino a seguir, al igual que hay algunos mojones y amontonamientos de piedras que también sirven de referencia al sendero. El recorrido discurre en su mayor parte cresteando y en algunos tramos en concreto puede resultar un poco vertiginoso, incluso muy expuesto; hay algunos pasos y remontes estrechos que a primera vista parece imposible seguir, donde el sentido común y un poco la experiencia, hacen que sea fácil el paso. Iremos descendiendo sobre la Chapa de la Jara hacia el Topo del Cabezo, un promontorio rocoso muy expuesto al Valle de Igueste; un poco mas adelante pisaremos sobre firme de tosca lisa y luego el camino se asoma muy expuesto hacia dicho valle donde podemos hacer una pequeña parada para recrearnos con la vista, crecen por los alrededores algunas Gamonas (Asphodelus ramosus) y Bejeques (Aeonium arboreum), junto a algunos ejemplares ocasionales de Escobones (Chamaecytisus proliferus) y Jaguarzos (Cistus monspeliensis).

Algunos tramos resbaladizos ...

... y otros un poco expuestos...

... con vistas hacia el Valle de Güimar.

Seguiremos bajando, salvando algunos tramos confusos donde es necesario remontar algunas rocas, estos pasos están señalizados con unas marcas de color amarillo que hacen posible que el recorrido total sea menos equívoco. Después de otro tramo estrecho, llegaremos al Morro del Cabezo la Mesa (1079 m.) donde un majestuoso bloque rocoso parece que nos corta el paso, lo rebasaremos por la derecha mediante algún escalón tallado en la roca y luego el camino se dirige casi llaneando por el Lomo de la Era de los Atalayeros donde veremos un mojón de cemento con la marca MP (monte público); el pinar se vuelve un poco mas denso y el sendero transcurre expuesto al Valle de Güimar, teniendo en un buen tramo una pared rocosa a nuestra izquierda que nos da un poco de protección, las panorámicas son excelentes, pudiéndose ver los altos del Valle de Güimar con las cumbres mas altas.


Por la Cresta de Araya.



Otro megalito de roca más pequeño nos marca otro tramo de camino, esta vez un poco resbaladizo por el pinocho, y luego se desvía hacia la izquierda en las inmediaciones de Risco Blanco, pasando junto a unas cuevas de poca profundidad donde la vegetación invade mucho el trazado haciéndolo un poco incómodo de rebasar. Continúa el camino entre multitud de Jaguarzos (Cistus monspeliensis) y bajo el pinar hasta que desemboquemos en una minúscula llanada rodeada de Pencones (Opuntia maxima) y Amagantes (Cistus symphytifolius) y se evidencia la continuación del recorrido por dos mojones de piedra que nos llevan a una zona con firme rocoso y luego a una pequeña resbaladera muy pedregosa donde crecen multitud de Cabezotes (Carlina salicifolia) y Bejeques (Aeonium arboreum) y que luego, un poco mas adelante discurre muy sinuoso y por superficie muy compacta y pétrea entre muchos Pencones (Opuntia maxima), hasta que nos encontremos con una pared de piedra perteneciente a unas huertas abandonadas. Después de brincar dicho muro, la senda, muy estrecha, va discurriendo por el borde de un pequeño andén sobre dos cuevas que sirvieron de refugio y vivienda ocasional de algún morador esporádico; por fuera de ellas nacen enormes Vinagreras (Rumex lunaria) y mucha vegetación invasora que casi tapona la entrada a las mismas. Luego una roca erosionada con formas muy curiosas nos llamará la atención gratamente y mas adelante, siguiendo el sendero, remontamos un pequeño vértice para enseguida volver a descender entre unos ejemplares enormes de Escobones (Chamaecytisus proliferus).

Al final de la Cresta de Araya ...

... llegando al SL-TF-296.

Con la vista del Valle de Güimar ante nuestros ojos y de dos torres metálicas que llaman la atención y que soportan los cables de alta tensión, seguiremos descendiendo entre las huertas abandonadas, salvando muro tras muro, y entre enormes y ocasionales Tabaibas Amargas (Euphorbia lamarckii), al igual que multitud de Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Amagantes (Cistus symphytifolius), Tederas (Bituminaria bituminosa), Magarzas (Argyranthemum gracile), etc. Al final, el camino se desvía hacia la derecha, a la vertiente de la ladera y transcurre paralelo al borde de la misma, llaneando y con la compañía de retorcidos Bejeques (Aeonium arboreum); nos lleva a pasar inevitablemente muy cerca de la base de una de las torres metálicas y bajo el incómodo zumbido que generan los cables de alta tensión.

Mirador natural hacia la costa del Valle de Güimar...

... y hacia la cumbre.

En unos pocos metros estaremos bajo un solitario Pino Canario (Pinus canariensis) y cerca de un espacio abierto donde hay un montículo de piedras que se asoma panorámicamente al Valle de Güimar desde donde las vistas son irrepetibles, por lo tanto la parada en este lugar es obligatoria. Por el citado montículo de piedras pasa el SL-TF-296 que partiendo de Araya, asciende hasta este punto y continúa hacia Igueste de Candelaria pasando por el Paraje de La Mesa, lugar donde se hallan las ruinas de una antigua casa comunal que albergaba un viejo lagar, actualmente ubicado en el núcleo poblacional de Igueste.

Recorrido por el SL-TF-296...

... con vistas al Valle de Güimar.



Seguiremos nuestro recorrido hacia la derecha, por un costado de la Ladera de Chafa y con la vista permanente del Valle de Güimar, discurre nuestro paso por el citado SL-TF-296 en suave descenso, por un camino muy bien marcado y con firme bastante compacto y cómodo de andar, transcurre entre Cornicales (Periploca laevigata), Tabaibas Amargas (Euphorbia lamarckii), Cabezotes (Carlina salicifolia), Pencones (Opuntia maxima) y entre muchas otras plantas autóctonas, y justo antes de tomar la primera curva, nos desviaremos unos metros a la derecha para observar algunas “Cazoletas Guanches” en un promontorio de tosca rocosa, éstos vestigios eran orificios de forma cilíndrica horadados en la roca y conectados entre si, cuyo uso era de origen ritual.

 
Cazoletas Guanches.

De vuelta al sendero, continuaremos en descenso, en agradable travesía, siempre protegido por una pared rocosa que da la impresión de que cimenta toda la ladera; mas adelante andaremos sobre los restos de un antiguo empedrado y luego zigzaguea de forma permanente hasta encontrarnos con una bifurcación hacia la derecha, en las inmediaciones de la Vuelta del Topo, la cual ignoraremos y que es otro sendero que va hacia el Monte de los Brezos.


SL-TF-296


Continúa el recorrido junto a un murete de piedra seca donde podemos ver alguna señal del SL y un poco mas adelante nos encontraremos con un canal que circula perpendicular al camino y que se pierde hacia Igonce; en 5 metros a la izquierda y fuera del sendero marcado, hay una bocamina de una galería que está cerrada con una puerta metálica y junto a ella un panel informativo que explica el uso y aprovechamiento de estas infraestructuras; este espacio forma parte de la llamada “Ruta Circular de Las Haciendas”, como así mismo reza en una señal junto al camino, es un itinerario interpretativo incluido dentro de la programación de rutas de la Finca de las Haciendas, un espacio agrícola compuesto de amplias terrazas de cultivo, así como una vivienda tradicional, la cual alberga un antiguo lagar, donde el Cabildo de Tenerife investiga sobre la agricultura de la Isla.

 
Bocamina de una galería en la
"Ruta Circular de las Haciendas"
SL-TF-296 por la Finca de las Haciendas.


De regreso al sendero principal e ignorando dicha ruta circular, seguiremos en suave descenso por firme algo pedregoso y en ocasiones pisando sobre algunos restos de empedrado; mas adelante baja zigzagueante por el Lomo la Sabina hasta encontrarnos con un gran estanque de agua y con el Canal de Araya, luego cruzaremos una pista agrícola y en línea recta, por firme empedrado y bordeado de huertas pertenecientes a la citada Finca de las Haciendas, nos cruzaremos con la “Vereda del Canalero”, una estrecha senda que se adentra hacia el interior de la finca junto a un antiguo canal de agua y que forma parte de su recorrido temático y circular.

Vereda del Canalero.

Enseguida llegaremos a El Callejón, un paso también empedrado que discurre entre la casa principal de la finca y un tanque de registro hidráulico; en este punto encontraremos un poste con señalizaciones recordatorias del SL-TF-296 que venimos recorriendo y el cruce con el sendero denominado SL-TF-294 – Los Brezos, que se desvía hacia la derecha y que consta de un recorrido circular de mas de ocho kilómetros que pasa por el Parque Recreativo del Monte de los Brezos.

SL-TF-296 por "El Callejón".

Cruce con el SL-TF-294.

Lagar.

Continuamos de frente por Las Haciendas y entre los altos muros de piedra seca de la finca, hasta que después de unos ciento cincuenta metros, siguiendo la señalización del SL, nos tendremos que desviar a la derecha por un estrecho y zigzagueante sendero empedrado que discurre por La Fajana entre algunos Cardos (Galactites tomentosa), multitud de Matorriscos (Lavandula canariensis), Inciensos (Artemisia thuscula), Cornicales (Periploca laevigata) y algunas Vinagreras (Rumex lunaria), y que en pocos metros desemboca en la carretera de acceso al núcleo poblacional de Araya.


Tramo empedrado por La Fajana.


Seguimos por dicha vía hasta la Cruz del Camino, un cruce de caminos donde hay una pequeña placita con vistas panorámicas hacia el Valle de Güimar y un calvario en una pared con una imagen de la Virgen de la Cabeza; también hay un poste indicativo señalando, tanto el SL-TF-294 – Los Brezos, que comparte trazado con la misma vía que se dirige al Monte de los Brezos, como del SL-TF-296 que nos lleva calle abajo por la Morra del Pino hacia la Plaza de Araya; antes de seguir y a unos veinticinco metros, nos fijaremos en el inicio a la derecha del SL-TF-296.1 que va hacia Las Cuevecitas y que utilizaremos para el recorrido de la quinta y última etapa de esta circunvalación.

En la Cruz del Camino.

Señalización del SL-TF-296 y SL-TF-294

Iglesia de Araya.

Unos quinientos metros después de continuar calle abajo, está la pintoresca plaza donde se sitúa la pequeña Iglesia de Araya, un edificio moderno del año 1975 con una balconada de madera como curiosidad visible. Este es el punto final de la etapa, el núcleo urbano de Araya, barrio perteneciente al Municipio de Candelaria, el cual alberga casi todo tipo de servicios incluso transporte público y conexión directa con la carretera TF-28 mediante la TF-247 y por la primera, con el centro de la ciudad.


© Texto y fotografías de Francisco Fariña