ARGUAYO – LAS MANCHAS – ARGUAYO
(Regreso por el Camino Real del Sur)
FICHA TÉCNICA
TÉRMINO MUNICIPAL: Santiago del Teide.
CÓMO LLEGAR: Al núcleo poblacional de Arguayo se
llega por la carretera TF-375, que se inicia a partir del cruce existente en el
kilómetro 96 de la autopista TF-1.
COMIENZO: Caserío de Arguayo.
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Baja.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 7,5 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: En Arguayo hay algún
bar-restaurante; en el Parque Recreativo de Las Eras; durante el camino de
bajada hacia Las Manchas hay varias fuentes naturales para refrescarse.
LUGARES DE INTERÉS: Caserío de Arguayo; Camino de
los Andenes de Arguayo; Degollada entre Roque de Arguayo y Roque Cho Julian;
Ermita del Ángel de la Guarda en La Gollada; Caserío de Las Manchas; Camino
Real del Sur; Risco el Toscal. Recorrido Autoguiado en Arguayo.
VENTAJAS: Recorrido con vistas panorámicas espectaculares
hacia el Valle de Santiago.
INCONVENIENTES: Ninguno.
PELIGROSIDAD: Ninguna digna de mención.
TIPO DE RUTA: Senderismo.
PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC
CARTOGRAFÍA:
DESCRIPCIÓN
Iniciamos la ruta en la plaza principal del núcleo
poblacional de Arguayo, donde se alza la Iglesia Parroquial de San Felipe Neri
y Nuestra Señora de Candelaria, un templo datado en el año 1915 y comenzado a
construir tres años antes, en 1912, gracias al esfuerzo económico y manual de
todos los vecinos de la zona; fue restaurada en el año 2007 y aún conserva
varias obras de arte religioso bastante interesantes en su interior.
Iglesia Parroquial de S. Felipe Neri y
Ntra. Sra. de Candelaria.
Por la Calle Carretera General avanzamos en suave
ascenso en un recorrido urbano hasta llegar al exterior del inmueble donde se
encuentra el museo etnográfico y el Centro Alfarero Cha Domitila, un centro
expositivo donde pueden verse las técnicas tradicionales de canarias sobre el
trabajo del barro y la cerámica; la casa fue restaurada para este fin y es de
arquitectura típica de las Islas Canarias con un patio central.
Centro Alfarero Cha Domitila.
Roque Arguayo.
Por nuestra
derecha se inicia el SL-TF-60,
que se dirige a Santiago del Teide por la denominada Ruta del Almendro en Flor
y el SL-TF-201, que compartiendo trayecto unos metros, toma rumbo hacia el
Caserío de Chío. Evitaremos este trayecto y continuamos por la izquierda, junto
a una bella estatua de bronce dedicada a las trabajadoras de la alfarería que
trabajaban en el caserío, cruzando la carretera TF-375 y tomando una pista
cementada que asciende con fuerte desnivel por la zona conocida como Vista de Arguayo,
que es el mismo recorrido de la VII etapa del Camino
Real del Sur.
Inicio de la ruta.
Casería de Arguayo.
Enseguida el desnivel se hace más suave y continúa
avanzando mediante un firme que conserva el antiguo empedrado; discurre entre
Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides),
Escobones (Chamaecytisus proliferus),
Verodes (Kleinia neriifolia) y
Malpicas (Carlina salicifolia) y en
las huertas de cultivo colindantes puede verse algún ejemplar aislado de
Almendrero que en temporada de floración contribuyen a que el paisaje sea aún
más espectacular. Unos metros más adelante el camino gira bruscamente a la
derecha y se asoma hacia el Valle de Santiago en el lugar conocido como Vista
de Allá, exponiéndose al majestuoso paisaje donde destaca la cuerda montañosa
que cierra el valle por el sur, coronada por la Cabezada de Guama (879 m.); a
la izquierda y contribuyendo a dominar dicho valle por la parte opuesta,
destaca la presencia de la Montaña del Herrero (823 m.), que se eleva sobre una
buena parte de la banda sur de la isla.
Tramo empedrado.
Panorámica de Valle Santiago desde Vista de Allá.
El camino, antiguamente llamado Camino de los
Andenes de Arguayo, progresa luego paralelo a una veta del terreno que se ha
formado bajo el Roque de Arguayo (1073 m.), que luce majestuoso a un nivel
superior del recorrido; llanea mediante un firme con ocasionales tramos
empedrados sobre las Laderas del Fraile y luego asciende unos metros, para más adelante continuar en suave descenso, siempre observando el paisaje del valle,
donde es posible distinguir el núcleo urbano de Tamaimo y parte del de El
Retamar, un poco más al norte.
Camino de los Andenes de Arguayo.
Tramo empedrado.
En un momento determinado, a la altura de la
zona llamada Lomo del Miradero, veremos una bifurcación hacia la derecha que se
desvía del sendero principal que continúa hacia Santiago del Teide; en este
instante es cuando abandonamos dicho recorrido y nos adentramos por una vereda bastante
pedregosa y empinada que remonta bajo las faldas rocosas del Roque de Arguayo
(1073 m.).
Inicio de la senda desviándose del camino principal.
Camina entre Retamas Blancas (Retama
rhodorhizoides), Malpicas (Carlina
salicifolia), Bejeques (Aeonium
urbicum), Tabaibas Majoreras (Euphorbia
antropurpurea) y llega más adelante a una canalización que lo cruza
perpendicularmente y que lleva agua con la que nos podremos refrescar.
Continúa
luego en incesante ascenso y bastante marcado, tomando cada vez más altura, lo
cual nos favorece para disfrutar de las fantásticas panorámicas del valle; enseguida
veremos una desviación hacia la derecha que en unos pocos metros nos dejará en
una degollada que se sitúa en un amplio espacio entre el Roque de Arguayo (1073
m.), que nos queda por nuestra derecha luciendo sus escarpadas laderas rocosas
impracticables y el Roque Cho Julián (1062 m.), de pendientes más suaves que se
encuentran cubiertas de frondosa vegetación; detrás del mismo la imagen del
Teide (3718 m.) y Pico Viejo (3135 m.) en el Parque Nacional, hacen que este
lugar sea especialmente acogedor.
Roque Arguayo (1073 m.).
Fijando la vista en el Roque Arguayo (1073
m.), podremos observar, a un lado el Caserío de Arguayo y parte de la costa sur
de la isla, y al lado contrario el Valle de Santiago, donde es notoria la vista
del núcleo urbano principal de Santiago del Teide y los caseríos de El Molledo,
El Retamar y Tamaimo, todos ellos protegidos por la vertiente montañosa que
cierra el valle por la parte sur, destacando por su forma y color de tonos
ocres, el Risco
Blanco (934 m.).
Volviendo al sendero principal, continuaremos su
recorrido bordeando las faldas del Roque Cho Julián (1062 m.) mediante un
paulatino y suave ascenso por una estrecha vereda bastante marcada, hasta que
poco tiempo después, veamos una bifurcación hacia la derecha en forma de vereda
descendente que se dirige, entre una gran cantidad de Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), a la pista de
tierra que sirve de acceso a la cumbre del Roque Arguayo (1073 m.), donde hay
una serie de antenas de telecomunicación.
Ladera trasera del Roque Arguayo.
Teide y Pico Viejo.
Este sendero lo evitaremos y
continuaremos de frente por la senda principal, que asciende suavemente
mediante un tramo protegido por un dique rocoso que presenta diferentes
estratos volcánicos de los que está compuesto este complejo peñascoso; el curso
de la marcha avanza bajo las faldas de Montaña Ravelo (1129 m.) por un camino
más marcado aún y bordeado de multitud de especies vegetales, aparte de las
Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides)
y las Tabaibas Majoreras (Euphorbia
antropurpurea), tan presentes y abundantes, también podemos ver Bejeques
Punteros de Chío (Aeonium pseudourbicum),
Cerrajones Arbóreos (Sonchus canariensis),
Tabaibas (Euphorbia lamarckii
broussonetii), Taginastes Gigantes (Echium
giganteum) e incluso algunos ejemplares aislados de Morgallanas (Ranunculus cortusifolius).
Roque Arguayo sobre Valle de Santiago.
Más adelante
se estrecha bruscamente la superficie del terreno sobre la Ladera del Tanque,
pero sin conllevar peligro alguno; las vistas ahora se extienden por el entorno
lejano y nos deja entrever la Montaña Bilma (1369 m.) en todo su esplendor,
incluso una antigua cantera de extracción de áridos en su base, que la tuvo en
peligro de desaparición.
Montaña Bilma sobre Las Manchas (izq.).
Un par de ejemplares de Almendreros rodean en un
momento determinado nuestros pasos, que si lo encontramos en temporada de recolección
pueden darnos alguna pequeña satisfacción; también es patente la panorámica del
Caserío de Las Manchas, al cual nos dirigiremos después de haber continuado
llaneando agradablemente por la vereda, en compañía de frondosos ejemplares de
Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides),
Escobones (Chamaecytisus proliferus),
Tabaibas Majoreras (Euphorbia
antropurpurea) y unos Pinos Canarios (Pinus
canariensis) que han crecido aislados, y llegar, después de una pequeña
bajada pedregosa bordeada por un murete de piedra seca, a La Gollada, donde se
encuentra la pequeña Ermita del Ángel de la Guarda.
Cabecera del Valle de Santiago.
Este es un buen lugar para
descansar y disfrutar del entorno natural que nos rodea, ya que las vistas
abarcan la casi totalidad del Valle de Santiago con sus vertientes montañosas
que lo resguardan; está muy cerca de la carretera TF-375, lo cual puede tener
el inconveniente de ser visitado por turistas que pueden entorpecer la
tranquilidad del sitio.
Ermita Ángel de la Guarda.
Junto a la Ermita veremos cómo se inicia una
calzada que desciende en zigzag por la lomada que se extiende bajo ella; está
casi en su totalidad empedrada, excepto algunos pequeños tramos más estrechos
que se han transformado en superficies pedregosas; las Malpicas (Carlina salicifolia), los Bejeques
Punteros de Chío (Aeonium pseudourbicum),
los Escobones (Chamaecytisus proliferus),
las Retamas Blancas (Retama
rhodorhizoides) y las Tabaibas (Euphorbia
lamarckii broussonetii), forma el ecosistema más común de la zona al ser
bastante abundante, al igual que los Almendreros ocasionales que crecen en
viejas huertas de cultivo que se asientan a los lados del camino.
Cruzamos
luego el mismo canal de agua que superamos casi al inicio de la ruta, que viene
recorriendo paralelamente a la Ladera del Tanque, y después continua algunos
metros paralelo al mismo hasta que este se aleja hacia el caserío de Las
Manchas para unirse con el Canal de Aguas de Tamaimo.
Camino empedrado hacia Las Manchas.
El camino sigue su curso
descendente y con firme empedrado por la zona conocida como La Laja, donde hay
numerosas huertas de cultivo abandonadas; en un momento determinado vemos una
pequeña cueva con una Virgen dentro, anexa a un manantial natural de agua que
vierte el agua a un acequia que discurre anexa al sendero y que unos metros más
adelante se encuentra horadada en el terreno, al ser éste de material rocoso de
tosca rojiza.
El firme también está formado por este tipo de terreno y tiene algunos
pequeños trechos que han conservado el firme empedrado; luego hay una arqueta
hidráulica que tiene como finalidad canalizar el agua mediante una tubería
galvanizada, aunque unos metros después dicha canalización vuelve a desembocar,
junto al camino, en una atarjea descubierta y horadada en el suelo que va a desaguar
en unos tanques próximos al sendero, que pertenecen a la Galería la Encarnación
del Valle, muy próxima a este punto.
Caserío de Las Manchas.
Ya, muy próximos al Caserío de las Manchas,
encontramos una ancha calzada empedrada que avanza entre grandes ejemplares de
Retamas Blancas (Retama
rhodorhizoides), Malpicas (Carlina
salicifolia) y Escobones (Chamaecytisus
proliferus), que termina en un espacio rodeado por un murete de piedra
donde hay unos bancos de madera donde poder sentarse y descansar; luego,
bordeando unas huertas de cultivo donde asoma algún Almendrero, accedemos a la
Calle los Pinos, no sin antes fijarnos en una pequeña Capilla con una imagen
del Corazón de Jesús incrustada en una pequeña oquedad de un risco; en unos
metros dicha calle se cruza con la Calle de San Isidro, la cual nos lleva hasta
la Iglesia del Real Santuario del Pilar, una pequeña Ermita de reciente
construcción.
Entrada al Caserío de Las Manchas.
Real Santuario del Pilar en Las Manchas.
Después de visitarla, dicha vía se une más abajo con la Calle Los
Manolos que, saliendo de la población, continúa cementada por la Hoya el Polvo
y luego se convierte en una pista de tierra algo pedregosa que desciende por
una de las lenguas de lava perteneciente a la erupción del Chinyero. A unos
quinientos metros llegaremos a la altura de uno de los puentes que cruzan sobre
la autopista TF-1, donde crecen algunos Pinos Canarios (Pinus canariensis) aislados, y con ello al paso del Camino
Real del Sur que a nuestra derecha continúa hacia Santiago del
Teide; tendremos que ir al lado contrario a iniciar el Camino de los Andenes de
Arguayo y caminar unos metros junto al vallado de la autopista por la caja
original del camino que está flanqueada por un muro de piedra seca que guarece
un firme bastante pedregoso con algunos tramos muy pequeños que conservan el
viejo empedrado.
Camino Real del Sur junto a la TF-1.
Más adelante, por la Ladera del Roque, que se encuentra bajo
el Roque de las Parras, el firme aparece totalmente empedrado iniciando una
suave subida delimitada por un murete de piedra seca, de baja altura, que
discurre mayoritariamente entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Verodes (Kleinia neriifolia), Malpicas (Carlina
salicifolia), Tabaibas (Euphorbia
lamarckii broussonetii) y Pencones (Opuntia
maxima) y algunas poblaciones aisladas y escasas de Pino Canario (Pinus canariensis). Avanza sin parar de
ascender sobre el Risco del Cernícalo y más adelante bajo la Ladera del
Gallego, ofreciéndonos unas bellas panorámicas de la cabecera del Valle de
Santiago donde se asienta el núcleo urbano principal de Santiago del Teide.
En
la ladera por la cual remontamos se evidencia la imagen de una pared rocosa que
se asoma al valle y sobre la autopista TF-1, es el Risco del Toscal (978 m.),
el cual superaremos por su parte superior, lugar por el cual continúa transitando
el camino, bordeado en esta ocasión por un talud de tosca rojiza y mediante un
firme más erosionado, cuyo adoquinado se ha perdido notablemente debido a la
morfología del terreno; desde la parte alta de dicho promontorio rocoso
podremos disfrutar más, si cabe, del entorno natural que nos ofrece el valle.
Continuaremos remontando suavemente, en esta
ocasión sobre una superficie más terrosa, siempre acompañados de las numerosas
Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides)
que abundan en la ladera, bajo las torres de roca donde crecen algunos
ejemplares de Pinos Canarios (Pinus
canariensis), que se elevan majestuosamente sobre nuestra marcha, que
pertenecen al Roque de Arguayo (1073 m.), donde podremos vislumbrar algunas de
las antenas de telecomunicación que hay en su cumbre.
Luego volveremos a pisar
sobre el firme original empedrado, que continúa ascendiendo unos metros hasta
encontrarnos la bifurcación que usamos para desviarnos del camino principal,
esta vez por nuestra izquierda; seguimos de frente en suave y permanente bajada
con dirección al núcleo urbano de Arguayo, el mismo que nos vio partir al
inicio del recorrido. Una vez que estemos de nuevo en el exterior del Centro
Alfarero Cha Domitila, haremos la ruta autoguiada que recomienda un panel informativo
que hay en este lugar, para ello tomaremos la Calle el Carmen, iniciando el SL-TF-60;
a los pocos metros estamos junto a los antiguos lavaderos, situados en la
confluencia con otra calle adyacente.
Continuamos la visita por la misma calle
en sentido ascendente y enseguida veremos un viejo lagar restaurado y expuesto
a la vía pública; luego, la Calle San Felipe nos acerca a visitar un horno de
piedra, expuesto en una pequeña plaza justo en la conexión con la Calle San
Isidro, por la cual avanzamos hasta desembocar en la carretera TF-375.
Chorros y Lagar.
En pocos
metros nos desviamos a la derecha y nos dirigimos al Parque Recreativo de Las
Eras, que como su nombre indica es un lugar de esparcimiento donde hay un gran
número de eras de trilla restauradas para tal fin.
Cruzando dicho espacio,
iremos a dar con la Calle La Candelaria que nos llevará en sentido descendente a
la plaza donde está la Iglesia Parroquial de San Felipe Neri y Nuestra Señora
de Candelaria, lugar en el cual iniciamos el trayecto y donde daremos por
finalizada la ruta.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña
francisco_farina@yahoo.es
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