LOS BAILADEROS - TENO BAJO - LOS BAILADEROS
(Por la Presa de Itóbal y regreso por el PR-TF-51)
FICHA TÉCNICA
El sendero sigue su curso remontando suavemente, hasta llegar unos
metros después, al Camino de los Bailaderos, una pista asfaltada que nos lleva
directamente, según la señalización del PR que hay en el cruce, al núcleo
urbano del pequeño Caserío de Los Bailaderos donde daremos por finalizada la
ruta; podemos disfrutar en este punto de la gastronomía canaria que nos ofrecen
varios restaurantes de la zona y visitar el entorno rural del pueblo, siempre
respetando a sus habitantes y propiedades particulares. También tenemos la
opción de conectar con otras rutas propuestas anteriormente, como la de Los
Bailaderos - La Mulata - Matoso, el Callejón
de Teno, y el duro y empinado Camino
del Risco desde Buenavista.
TÉRMINO MUNICIPAL: Buenavista del Norte.
COMO LLEGAR: Desde Buenavista del Norte tomamos la carretera TF-436 con
dirección a El Palmar; una vez allí, veremos una bifurcación donde empieza la
carretera de acceso al Caserío de Los Bailaderos, en Teno Alto.
COMIENZO: Los Bailaderos (Teno Alto).
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Media - Alta.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 10 km.
PROVISIÓN DE AGUA: En Los Bailaderos hay varios restaurantes.
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Ermita de San Jerónimo; 2.- Roque del Andén;
3.- Salto Itóbal; 4.- Roque Loro del Tamarco; 5.- Ermita de San Fernando y San Cayetano; 6.- PR-TF-51;
7.- Era en Las Pareditas; 8.- Salto de la Palmita; 9.- Caserío de Las Cuevas.
VENTAJAS: Recorrido de alto valor paisajístico, en un entorno rural y
salvaje.
INCONVENIENTES: El descenso hasta el cauce del Barranco de la Sobaquera
es bastante confuso y no tiene sendero bien definido. El continuo ascenso desde
Teno Bajo hasta el final se hace interminable.
PELIGROSIDAD: El paso después de la Presa de Itóbal es bastante
expuesto y estrecho, teniendo que extremar las precauciones.
TIPO DE RUTA: Senderismo.
PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC
CARTOGRAFÍA
DESCRIPCIÓN
Los Bailaderos o comúnmente llamado Teno Alto, es un caserío perteneciente al municipio de Buenavista del Norte situado a unos 770 metros sobre el nivel del mar, en el noroeste de la isla, en una situación privilegiada del Parque Rural del Macizo de Teno. En la pintoresca plaza principal, donde está ubicada la Ermita de San Jerónimo, inaugurada en el año 1986, iniciamos esta bonita ruta por la parte más occidental de la isla.
Ermita de San Jerónimo (izq.).
Camino de la Mulata.
Nos fijaremos en un poste informativo, que contiene la señalización de
distintos recorridos homologados, haciendo caso del que tiene el PR-TF-58, que
se dirige al núcleo poblacional de Buenavista del Norte por el vertiginoso
Camino del Risco; para ello tomaremos la Calle o Camino de la Mulata, que
asfaltado, discurre llaneando con vistas a las dos vertientes del Barranco de
la Torre, que se precipitan hacia la plataforma costera donde está asentado el
núcleo urbano de Buenavista del Norte.
Camino de La Mulata.
Entre un bosque muy frondoso de Brezos (Erica
arborea) transcurre nuestro camino, bordeado por infinidad de Cerrajones (Sonchus
acaulis), algunos Codesos (Adenocarpus foliolosus), Retamones (Teline
canariensis) y Chícharos (Lathyrus tinginatus); después de pasar de
largo la Pista de la Torre, que se inicia por nuestra derecha, el PR-TF-58 se
desvía también hacia el mismo sentido, ascendiendo por una zona de roca
erosionada hacia La Coronita (778 m.), un promontorio rocoso que vadea dicho
PR. Ignoramos también el sendero homologado, abandonándolo en este punto y
seguiremos la marcha por el Camino de la Mulata, descendiendo suavemente por
firme de asfalto junto a una zona rocosa de formas curiosas que se han
desarrollado por medio de la erosión.
Corral de Vacas.
Progresamos bordeando el Barranco de
Itóbal o también llamado La Sobaquera, disfrutando de las vistas que nos ofrece
la otra vertiente del mismo, que se extiende por el Lomo del Medio, pudiendo
visualizar también en el horizonte marino la silueta de la Isla de La Palma y
parte de La Gomera.Seguimos por asfalto, pasando por el lugar conocido como Corral de
Vacas, donde hay un minúsculo caserío y un refugio pastoril hecho de piedra
seca; más adelante cruzamos el cauce de un barranquillo que nace en La Coronita
(778 m.), se extiende entre viejas huertas de cultivo y desemboca en el cauce
del Barranco de la Sobaquera.
La primera bifurcación a la izquierda que encontremos tendremos que
tomarla, abandonando en este punto el Camino de la Mulata y conectando con el
Camino de Los Dornajos que avanza en forma de pista agrícola con firme de
tierra por la zona conocida como Morro la Abana; a los ciento cincuenta metros
giramos a la derecha y dejamos detrás el camino que hemos tomado, que sigue su
curso ascendente hacia la zona conocida como Los Dornajos.
Construcción de piedra seca junto al camino (izq.).
Nosotros continuamos
en suave descenso bordeando el cauce del Barranco de la Sobaquera, entre gran
cantidad de Pencones (Opuntia maxima), donde también crecen, pero en
menor medida, Tederas (Bituminaria bituminosa), Tabaibas (Euphorbia
balsamifera), Verodes (Kleinia neriifolia) y algunas Gamonas (Asphodelus
ramosus). Progresamos protegidos por la Ladera del Charco Verde, que se
extiende bajo La Mulata, donde hay unas viejas casas-cueva al lado del camino,
en estado de abandono. A medida que avanzamos, el paisaje se abre a nuestros
ojos y nos ofrece unas panorámicas espectaculares de la plataforma costera de
Teno Bajo y del profundo cauce del Barranco de la Sobaquera, donde, en su
desembocadura, se encuentra la Punta de Teno, el punto más occidental de la
isla.
Roque del Andén (588 m.).
A nuestra derecha, el Roque del Andén (588m) es el protagonista visual,
que se alza con suaves laderas sobre una planicie que se precipita suavemente
hacia el cauce del Barranco de los Pasitos; en la cara oeste de dicho promontorio
se encuentran las Casas del Andén, unas viejas viviendas, que, junto a varias
eras de trilla y unas huertas de cultivo abandonadas, tuvieron, en un pasado no
muy lejano, el protagonismo de otra época, quizá más auténtica. Continuamos en descenso por la pista y bajo un risco donde hay unas
paredes de piedra seca, nos fijaremos en una entrada hacia la izquierda, que es
el comienzo de una vereda que desciende vertiginosamente y bastante intuitiva
por la llamada Cuesta la Vieja, en dirección al cauce del Barranco de la
Sobaquera.
Plataforma costera en Teno Bajo.
La senda es bastante confusa y después de pasar junto a los restos
de una edificación de piedra, gira a la derecha y progresa con fuerte pendiente
de bajada, entre algunos Cardones (Euphorbia canariensis), Verodes (Kleinia
neriifolia) y Tabaibas (Euphorbia balsamifera), mediante algunos
tramos muy pedregosos y resbaladizos, junto a otros sin trazado definido,
teniendo que utilizar la intuición para avanzar con cierta seguridad. Una vez lleguemos al borde del barranco, el sendero hace su aparición
bastante definido y camina entre numerosos ejemplares de Tabaibas (Euphorbia
balsamifera), llegando en un momento determinado a una amplia llanada que
termina más adelante en el Salto Itóbal, donde hay un robusto muro de piedra que
fue levantado para hacer una presa, actualmente colmatada de sedimentos que han
formado la planicie por la que hemos venido.
Presa de Itóbal.
Paso expuesto hacia el cauce del Barranco de la Sobaquera.
Por la izquierda hay un paso muy expuesto y estrecho que pasa bajo un
solitario ejemplar de Cardón (Euphorbia canariensis),
que tiene un firme de rocas dispuestas a propósito y que desciende algo
vertiginoso e inestable, hacia un terreno algo menos escarpado; luego se va
abriendo paso algo pedregoso, entre algunas Tabaibas Majoreras (Euphorbia
antropurpurea) y siempre bordeando el cauce del barranco. Si echamos la
vista atrás veremos el Salto Itóbal desde otra perspectiva; un gran salto de
agua, bajo el muro de la presa, que se precipita entre las paredes del Roque
del Andén (588m) y las laderas más suaves del Lomo del Medio.
Salto de Itóbal.
Lila Picopaloma y Tabaiba majorera.
El sendero
continúa menos empinado y con firme más compacto, entre un manto vegetal
compuesto de Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea), algunos
Cardones (Euphorbia canariensis), que crecen por las laderas
colindantes, Magarzas (Argyranthemum foeniculaceum), Tusilagos (Pericallis
tussilaginis), Tederas (Bituminaria bituminosa), Chajorras de Teno (Sideritis
brevicaulis), Lilas Picopaloma (Romulea columnae) y una larga lista de especies endémicas. Más adelante el sendero gira a la derecha y comienza
a descender bruscamente por una placa rocosa, en dirección al cauce del
Barranco de La Sobaquera o Itóbal; una vez en el mismo, lo cruzamos, accediendo
a la vertiente contraria mediante terreno pedregoso y continuamos vadeando el
lecho del barranco entre algunas Orijamas o Leña Buena (Neochamaelea pulverulenta), Verodes (Kleinia
neriifolia) y Cardones (Euphorbia canariensis).
Cauce del Barranco de la Sobaquera.
Progresamos llaneando
por un sendero algo estrecho y expuesto, que avanza con firme más compacto,
bajo las laderas rocosas de El Tamarco, entre algunos ejemplares de
considerable envergadura de Tabaibas (Euphorbia balsamifera) y Cardones (Euphorbia
canariensis). Posteriormente el camino desciende suavemente hacia una degollada donde
hay un murete de piedra seca y donde se alza un pitón rocoso que se eleva
desafiante sobre el profundo cauce del Barranco de la Sobaquera.
El terreno en
esta zona es de tosca rojiza, material de fácil erosión, motivo por el cual, en
las paredes colindantes del camino, hay numerosas cuevas y recovecos; el
sendero sigue su curso en descenso, algo resbaladizo, hasta llegar a otra
gollada donde hay un dique rocoso bastante gastado por la erosión, ya que gran
cantidad de pequeñas lajas de piedra esparcidas por los alrededores; desde este
punto tendremos unas vistas inmejorables del barranco y de la plataforma
costera de Teno Bajo.
Antigua calzada hacia Teno Bajo.
Tendremos que buscar luego los restos de una vieja
calzada empedrada, que desciende con fuerte pendiente, bastante expuesta y
sinuosa, que termina poco después en una tercera degollada donde se eleva el
Loro del Tamarco (300 m.), un promontorio rocoso que alberga en su base un
frondoso Cardonal – Tabaibal (Euphorbia
canariensis, Euphorbia antropurpurea y Euphorbia balsamifera), que acompaña a
otras especies como Matorriscos (Lavandula canariensis), Magarzas (Argyranthemum
foeniculaceum) y Chajorras de Teno (Sideritis brevicaulis).Asomándonos a
la ladera que se precipita hacia Teno Bajo, veremos un viejo camino con firme
muy pedregoso y cimentado sobre un murete de piedra seca, que desciende
zigzagueante y bastante resbaladizo, abriéndose paso entre la abundante
vegetación, en dirección a la carretera TF-445, que atraviesa el territorio
donde se asienta la enorme planicie formada por Teno Bajo y que se dirige a la
Punta de Teno, donde se encuentra el Faro de Teno.
Nuestro camino continúa sin
parar, descendiendo con fuerte pendiente por la zona conocida como La Campana,
por algunos tramos largos y en línea recta que hacen la bajada un poco más
suave; los Balos (Plocama pendula), las Tabaibas Dulces (Euphorbia
balsamifera) y las Orijamas o Leña Buena (Neochamaelea pulverulenta),
son las especies más abundantes que bordean nuestros pasos. Antes de llegar al
final, hay un tramo rocoso que habrá que destrepar confundiéndose con el
sendero y que tendremos que vadear con cuidado, para luego abrirnos paso entre
grandes ejemplares de Cornicales (Periploca laevigata) y terminar al
borde de la carretera, en la zona conocida como El Draguillo, donde se ubica la
Ermita de San Fernando y San Cayetano, construida en mayo de año 1677 con
materiales del lugar, como la piedra roja que tiene en su portada y en las
esquinas; es un templo de planta cuadrada de arquitectura sencilla, que alberga
en su interior un altar y una techumbre a cuatro aguas, hechos de madera, estando
su conjunto en un estado ruinoso y lamentable.
Ermita de San Fernando y San Cayetano.
Anexa a la Ermita hay otra construcción deshecha y al otro lado de la
carretera una más, en el mismo estrado de abandono. Continuamos caminando por
la carretera unos trescientos metros, entre multitud de ejemplares de Lechugas
de Mar (Astydamia latifolia) que crecen entre las Tabaibas (Euphorbia
balsamifera) y las Orijamas (Neochamaelea pulverulenta), que jalonan nuestro recorrido, hasta
que veamos el inicio del PR-TF-51, inmediatamente después de la sede principal
de la Cooperativa Agrícola Luz Teno, cuyas infraestructuras agrícolas e
invernaderos están justo enfrente, al otro lado de la vía.
Cardón (Euphorbia canariensis).
Iniciamos una subida
por un camino empedrado junto a unas Vinagreras (Rumex lunaria) y
enseguida el desnivel de ascenso se hace patente; por el entorno crecen muchos
ejemplares de Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Cornicales (Periploca laevigata)
y algunos Cardones (Euphorbia canariensis). Avanzamos por la zona
denominada la Vuelta de las Tabaibas, mediante un firme algo descompuesto y
pedregoso, con algunos escalones distanciados unos de otros; por nuestra
izquierda se extiende una ladera rocosa bajo las faldas del Roque de las
Aguilillas (396 m.) donde crecen gran cantidad de Cardones (Euphorbia
canariensis), enriscados entre las rocas.
Luego, por La Vuelta de Abajo, el
sendero camina en línea recta por una zona bastante pedregosa y más adelante,
nos encontramos al lado del sendero, una pequeña edificación de cemento que
tiene que ver con algún registro hidráulico, ya que del mismo sale una vieja
tubería hacia la parte baja. Desde este punto podemos disfrutar las vistas,
tanto de la Punta de Teno, donde podemos distinguir su emblemático faro, como
de la isla de La Gomera en el horizonte marino, así como toda la plataforma
costera de Teno Bajo donde hay algunas edificaciones agrícolas.Continuamos la subida por La Vuelta Grande, un tramo muy sinuoso y
bastante empinado, donde nos encontraremos el firme con bastantes restos de su
empedrado original, que transcurre entre grandes ejemplares de Cardones (Euphorbia
canariensis) y Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea), así
como algunas de Magarzas (Argyranthemum foeniculaceum), Matorriscos (Lavandula
canariensis) y también, Orijamas (Neochamaelea pulverulenta).
Tramo empedrado.
Después, otro
tramo del camino que discurre en línea recta entre un entorno muy rocoso, pero
sin parar de ascender, aunque en esta ocasión con un desnivel algo más suave; vemos
algunos Corazoncillos (Lotus sessilifolius), Verodes (Kleinia
neriifolia) y Aulagas (Launaea arborescens). Este tramo recto
termina poco después en otro mucho más sinuoso y empinado en la zona conocida
como Vuelta la Colorada, que avanza con infinidad de curvas mediante un firme
algo más rocoso, combinado con tramos empedrados y otros muy pedregosos de
pequeñas rocas sueltas.
Tramo empedrado y tallado en la tosca.
Luego, encontramos una zona por donde el sendero pasa bordeando
un talud de tosca de color rojizo, donde crecen algunos Cerrajones (Sonchus
acaulis), Cerrajillas (Reichardia tinginata), Magarzas (Argyranthemum
foeniculaceum) y Patagallos (Geranium rotundifolium). Continúa luego
muy sinuoso mediante algunos escalones tallados en el terreno y con pequeños
restos del empedrado, desembocando unos metros después, entre unas rocas de
gran tamaño, en una vieja era situada estratégicamente en la zona de Las
Pareditas, asomándose al borde del acantilado, haciendo las veces de mirador
natural hacia Teno Bajo.
Era en Las Pareditas (dcha.).
Continuamos la marcha junto a un viejo refugio pastoril, por un camino
ancho que discurre con suave ascenso bordeando el cauce del Barranco de las
Cuevas; algunos ejemplares de Cardones (Euphorbia canariensis) y
Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea) jalonan nuestros pasos, al
igual que Chajorras de
Teno (Sideritis brevicaulis), Tusilagos (Pericallis tussilaginis) y
algunas Morgallanas (Ranunculus cortusifolius), que crecen al abrigo de
las rocas que bordean el camino.
Salto de La Palmita (izq.).
A la izquierda nos llama la atención el Salto
de La Palmita, una vertiginosa cascada seca que forma el barranco en este
punto; progresamos después de haber atravesado una puerta metálica que cierra
el camino en la zona de la Hoya del Tumbaso, donde hay numerosas huertas de
cultivo abandonadas. Más adelante cruzamos el cauce del barranco evitando
seguir por una pista cementada que se dirige a un pequeño caserío y nos
desviamos hacia la derecha, haciendo caso de la señalización del PR.
Roque Chinaco (563 m.).
Ascendemos
por un estrecho sendero que zigzaguea con firme empedrado, entre gran cantidad
de Pencones (Opuntia maxima), Tabaibas (Euphorbia
balsamifera) y Piteras (Agave
americana), tomando cada vez más altura y avanzando luego paralelo a la
Pista de las Cuevas por un lado y al cauce del Barranco de las Cuevas, por el
otro. Si volvemos la vista atrás, disfrutaremos de la vista panorámica del
camino recorrido, que discurre bajo las laderas del Roque de Pedro Díaz (654
m.), donde se asientan numerosas huertas de cultivo, casi todas abandonadas;
destaca al borde del acantilado, el Roque Chinaco (563 m.) y al fondo la
silueta inconfundible de la isla de La Palma.
Continuamos la marcha, siempre en subida y ahora mediante un firme
bastante rocoso, pasando junto a unas viejas eras de trilla situadas al lado
del camino, así como unas casas de piedra en estado de abandono; enseguida
desembocamos en la pista asfaltada en el Caserío de Las Cuevas, donde
caminaremos por la misma entre varias viviendas, hasta que nos desviamos hacia
la derecha para tomar el camino original, que sigue su evidente curso
ascendente, bordeando el cauce del Barranco de las Cuevas.
Camino Matoso hacia Los Bailaderos.
Unos metros más
adelante, por el Morro de las Cuevas, el sendero serpentea con firme bastante
desigual y empinado, terminando de nuevo en la Pista de las Cuevas, donde hay un
poste con señalización del PR-TF-51 que nos indica la dirección a tomar hacia
Los Bailaderos. Cruzaremos para conectar con el Camino de Matoso, que continúa
su marcha vadeando las laderas de la Montaña del Vallado (788 m.); de camino,
nos vamos deleitando con las inmejorables vistas del valle que queda bajo
nuestro trayecto, formado por laderas suaves, entre profundos barrancos, roques
y peñascos, donde hay numerosas huertas de cultivo y salpicado con pequeños
caseríos agrícolas; así como las sorprendentes panorámicas del horizonte
marino, con las islas de La Gomera y La Palma como protagonistas.
Camino de Los Bailaderos.
Terminando la ruta en Los Bailaderos.