CUADRAS DE DON BENITO – CASA FUSET –
CUADRAS DE DON BENITO
(Regreso por la Gollada de Agudo)
TÉRMINO MUNICIPAL: Tegueste y La Laguna.
CÓMO LLEGAR: Al inicio de la ruta se llega desde
Las Canteras por la carretera TF-12 que conecta con la TF-143 entre los puntos
kilométricos 23 y 24. Por la TF-143 seguiremos unos dos kilómetros y
ochocientos metros de recorrido, que es el lugar donde hay una pista forestal
cerrada al tráfico por una valla de hierro.
COMIENZO: Cuadras de Don Benito.
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Media.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 8,8 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: No.
LUGARES DE INTERÉS: Cuadras de Don Benito; El
Juntadero; Casa Fuset o Casa de Don Benito; El Peladero; Descansadero en Lomo
Colorado; Morro de la Angostura (377 m.); Morro de las Lajas (489 m.); Gollada
Agudo.
VENTAJAS: El regreso lo haremos por una vereda poco
transitada y con inmejorables panorámicas.
INCONVENIENTES: Ninguno digno de mención.
PELIGROSIDAD: Nula.
TIPO DE RUTA: Senderismo.
PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC:
CARTOGRAFÍA:
DESCRIPCIÓN:
La ruta se inicia en el lugar conocido como Cuadras
de Don Benito, un espacio amplio donde confluyen dos pistas forestales junto a
la carretera TF-143, entre los puntos kilométricos 2 y 3; hay una valla de
hierro que impide el paso al tráfico rodado y un poste con señalización referido
al PR-TF-12
y sus variantes; nuestro recorrido es por dicho PR cuya señal indica la
dirección a seguir hacia Bajamar y Tegueste (PR-TF-12.1)
respectivamente, evitaremos la pista de nuestra izquierda que es el PR-TF-12.2
que se dirige hacia el pueblo de Pedro Álvarez.
Inicio de la ruta en Cuadras de D. Benito.
Señalización en las Cuadras de D. Benito.
La pista forestal que andaremos discurre en suave
descenso bajo un pasillo vegetal donde nacen y crecen multitud de especies
arbóreas de la laurisilva característica del Macizo de Anaga, donde el Fayal –
Brezal (Myrica faya y Erica arborea) más numeroso, comparte
espacio natural con Acebiños (Ilex
canariensis), Follaos (Viburnum
rigidum), Laureles (Laurus
novocanariensis) y un largo etcétera; iremos avanzando sobre una ancha
superficie con firme bastante compacto por el lugar denominado Lomo de los
Picones; unos metros más adelante se estrecha notablemente confluyendo en un
momento determinado con una pista muy erosionada que asciende por nuestra
derecha y que forma un claro en la espesura donde podemos vislumbrar parte de
la zona costera de Bajamar en la desembocadura del Barranco Seco, donde
destacan es sus vertientes más cercanas el Roque Carnero (520 m.) y el Roque de
Aguacada (608 m.).
Panorámicas desde El Juntadero.
El PR sigue su curso por la pista forestal, pero
esta otra pista más erosionada en forma de senda crea un atajo que incita a
tomarlo para ahorrarse unos metros de recorrido, desembocando de nuevo en el
mismo PR-TF-12 unos metros más adelante. En este punto llamado El Juntadero hay
una senda que empieza por nuestra derecha, desviándose del recorrido principal
y abandonando el citado PR; discurre llaneando entre Brezos (Erica arborea), Tederas (Bituminaria
bituminosa), Helecheras (Ptedirium aquilinum), Zarzas (Rubus
bollei) y algunos ejemplares de Eucaliptos (Eucalyptus globulus) y
Pinos de Monterrey (Pinus radiata).
El Juntadero (dcha.).
Sendero hacia la Casa Fuset.
Más adelante continúa descendiendo
notablemente bordeando un talud rocoso y luego gira bruscamente a la izquierda
por la zona denominada El Natero, donde hay un murete de piedra seca que
resguarda unos escalones tallados en el terreno; vemos unas viejas escaleras de
cemento que servían de acceso a la Casa Fuset, una construcción en estado de
total abandono que nos encontraremos unos metros más adelante.
En dicha
vivienda, también conocida como Casa de Don Benito o Casa de la Tosquita, vivió
Benito Pérez Armas, un destacado político y literato canario que se casó con la
mujer que era propietaria de la finca donde se asienta la casa; el nombre de
Casa Fuset viene de un militar afín al régimen del dictador Franco que entabló
amistad con el poeta Federico García Lorca y que a su regreso a Tenerife se
casó con otra hija de Benito Pérez Armas residiendo en la misma casa.
Casa Fuset.
El camino continúa su trayecto descendiendo con
firme escalonado, entre las dependencias principales de la casa y la
construcción donde vivían los trabajadores o empleados; el sendero avanza
sinuoso y bordeado por los muros de piedra seca que delimitaban la finca y más
adelante excavado en el firme formando un paso bastante ancho.
Tramos del sendero, escalonados.
Después se
acentúa su desnivel de bajada y transcurre un poco más estrecho por la zona de
Las Tosquitas, bordeándolo numerosas especies características de la laurisilva,
como el clásico Fayal – Brezal (Myrica
faya y Erica arborea), acompañado
de otras especies arbóreas como Acebiños (Ilex
canariensis), Palo Blanco (Picconia
excelsa) o Follaos (Viburnum rigidum) y sotobosque de Capitanas (Phyllis
nobla), Helecheras (Pteridium aquilinum), Mosqueras (Globularia salicina) y Bejeques de Anaga
(Aeonium ciliatum).
Sigue su avance muy sinuoso dejándonos entrever en algunos claros, las poblaciones de Pinos de Monterrey (Pinus radiata) que se llevaron a cabo en los años cuarenta en los lomos colindantes, promovida por el dueño de la casa; hay algunos tramos menos empinados donde el firme está bastante erosionado, aunque en algunos otros hay escalones de piedra que facilitan el paso, así como escaleras talladas en la tosca del terreno.
Sigue su avance muy sinuoso dejándonos entrever en algunos claros, las poblaciones de Pinos de Monterrey (Pinus radiata) que se llevaron a cabo en los años cuarenta en los lomos colindantes, promovida por el dueño de la casa; hay algunos tramos menos empinados donde el firme está bastante erosionado, aunque en algunos otros hay escalones de piedra que facilitan el paso, así como escaleras talladas en la tosca del terreno.
Progresamos, siempre descendiendo, por el Lomo
Majorero y en un momento determinado la vegetación nos permite tener una visual más cercana del valle por donde discurre el Barranco Seco, donde destaca la
cúspide del Roque Carnero (520 m.), que se alza sobre el Lomo de los Acebiños.
A medida que bajamos por el sinuoso camino, la vegetación crece menos frondosa
aunque igual de abundante, apareciendo bajo nuestros pies numerosos tramos
escalonados, tanto de piedra como horadados en la tosca del terreno; la visual
comprende el Caserío de Bejía que está formado por grupos pequeños de viviendas
muy dispersos situados en el Lomo de Bejía y en las inmediaciones del Roque de la Baga (633 m.). Más adelante el sendero
presenta un largo tramo en zigzag con restos del empedrado que lo cubría
originalmente, pasando más adelante junto a una oquedad tallada en un talud
rocoso bordeando el paso y que servía de descansadero o refugio provisional
utilizado por los antiguos usuarios del camino.
Luego avanza muy evidente y delimitado por la vegetación, desembocando entre una población muy numerosa de Inciensos (Artemisia thuscula), mediante una fuerte pendiente y muy sinuoso, en el sendero homologado PR-TF-11, en la zona conocida como El Peladero; hay un poste con señales donde se indica que a nuestra derecha se va hacia el Caserío de El Batán y al lado contrario, que es nuestra opción, hacia Punta del Hidalgo por el citado PR.
Continuaremos bajando por unos escalones de roca por el sendero que
discurre paralelo a la carretera de acceso al Caserío de Bejía, que se
encuentra a un nivel inferior a nuestro paso y después de un continuo zigzag
con firme escalonado, desembocamos junto a la delimitación de unas huertas
valladas y giramos bruscamente a la izquierda para comenzar a bordear una
lomada donde hay un muro de piedra seca que delimita una huerta de cultivo.
Seguimos el recorrido bordeando el cauce de La Barranquera mediante el sendero que alberga un firme bastante compacto y que llanea casi oculto por la cantidad tan numerosa de Helecheras (Pteridium aquilinum) que crecen en sus bordes; por una zona escalonada y en descenso cruzamos la cabecera y después salvamos un dique rocoso que surge bajo el Lomo de la Cruz atravesando el sendero perpendicularmente a nuestro paso.
Avanzamos, siempre llaneando y con firme muy compacto, bajo el mismo lomo y cruzamos de nuevo otro cauce de un barranquillo que nace más arriba en la Hoya de las Colmenas y que desciende muy tupido de vegetación mediante El Salto, hasta desembocar en el sendero por donde vamos caminando; inmediatamente después continúa bordeando el Lomo Colorado donde hay un descansadero con un murete de piedra seca bajo una oquedad rocosa; después de ascender suavemente por un tramo escalonado tallado en el firme, avanzamos sobre la Hoya del Moral, donde hay una senda por nuestra derecha que se acerca al Morro de la Angostura (377 m.), un balcón natural situado en las inmediaciones de la ruta de los Canales de Bejía, donde las vistas del cauce del Barranco Seco son inmejorables.
Más adelante el camino avanza vadeando el muro de piedra delimitador de unas
huertas de cultivo y después continúa junto al vallado de las mismas antes de
seguir andando por el Lomo Tieso; después asciende por un tramo excavado en la
tosca que va progresando con algunos escalones y cruzando varios cauces
seguidos de diferentes barranqueras plagadas de Helecheras (Pteridium
aquilinum) y Zarzales (Rubus bollei), lugares más húmedos donde
pueden crecer más fácilmente, al igual que cruzando el cauce del Barranquillo
del Morro, donde un pasillo vegetal compuesto de algunos Acebiños (Ilex canariensis) y Brezos (Erica arborea) nos hace aproximar a un giro brusco a la derecha que forma el recorrido.
Por la otra ladera del barranquillo ascendemos suavemente por el Lomo de la Majapola mediante un sendero que se halla horadado en la misma, que va aumentando su desnivel a medida que avanzamos; más adelante se nos presenta el camino formando un tramo escalonado que zigzaguea por el terreno de tosca, hasta coronar el Morro de las Lajas (489 m.), donde hay un cruce de caminos. Antes de continuar la marcha, nos acercaremos a dicho collado que forma una magnífica atalaya donde podemos disfrutar de las panorámicas del cauce del Barranco Seco y su desembocadura en la Punta del Hidalgo, la cual podemos apreciar claramente; también es visible el Caserío de Bejía que hemos dejado detrás, que se asienta bajo el majestuoso Roque de la Baga (633 m.).
Tramo escalonado y empedrado.
Luego avanza muy evidente y delimitado por la vegetación, desembocando entre una población muy numerosa de Inciensos (Artemisia thuscula), mediante una fuerte pendiente y muy sinuoso, en el sendero homologado PR-TF-11, en la zona conocida como El Peladero; hay un poste con señales donde se indica que a nuestra derecha se va hacia el Caserío de El Batán y al lado contrario, que es nuestra opción, hacia Punta del Hidalgo por el citado PR.
Panorámica desde El Peladero.
Casas aisladas en Bejía.
Cruce con el sendero homologado PR-TF-11.
Seguimos el recorrido bordeando el cauce de La Barranquera mediante el sendero que alberga un firme bastante compacto y que llanea casi oculto por la cantidad tan numerosa de Helecheras (Pteridium aquilinum) que crecen en sus bordes; por una zona escalonada y en descenso cruzamos la cabecera y después salvamos un dique rocoso que surge bajo el Lomo de la Cruz atravesando el sendero perpendicularmente a nuestro paso.
Avanzamos, siempre llaneando y con firme muy compacto, bajo el mismo lomo y cruzamos de nuevo otro cauce de un barranquillo que nace más arriba en la Hoya de las Colmenas y que desciende muy tupido de vegetación mediante El Salto, hasta desembocar en el sendero por donde vamos caminando; inmediatamente después continúa bordeando el Lomo Colorado donde hay un descansadero con un murete de piedra seca bajo una oquedad rocosa; después de ascender suavemente por un tramo escalonado tallado en el firme, avanzamos sobre la Hoya del Moral, donde hay una senda por nuestra derecha que se acerca al Morro de la Angostura (377 m.), un balcón natural situado en las inmediaciones de la ruta de los Canales de Bejía, donde las vistas del cauce del Barranco Seco son inmejorables.
Sendero bordeando el cauce del Barranco Seco.
Por la otra ladera del barranquillo ascendemos suavemente por el Lomo de la Majapola mediante un sendero que se halla horadado en la misma, que va aumentando su desnivel a medida que avanzamos; más adelante se nos presenta el camino formando un tramo escalonado que zigzaguea por el terreno de tosca, hasta coronar el Morro de las Lajas (489 m.), donde hay un cruce de caminos. Antes de continuar la marcha, nos acercaremos a dicho collado que forma una magnífica atalaya donde podemos disfrutar de las panorámicas del cauce del Barranco Seco y su desembocadura en la Punta del Hidalgo, la cual podemos apreciar claramente; también es visible el Caserío de Bejía que hemos dejado detrás, que se asienta bajo el majestuoso Roque de la Baga (633 m.).
Sendero escalonado por el Lomo de la Majapola.
Morro de las Lajas.
En este cruce abandonamos el PR-TF-11
que continúa su trayecto hacia Punta del Hidalgo cruzando el Monte del Morro;
nosotros iremos a la izquierda, ascendiendo suavemente por un camino evidente
con firme bastante erosionado, que discurre sobre una loma entre Inciensos (Artemisia thuscula) Piteras (Agave americana) y algunos Pencones (Opuntia maxima). De
frente tendremos la imagen del Roque de los Cardos (599 m.) y del Roque de
Aguacada (608 m.), así como el Pico de la Gallina (519 m.) y el de Las
Aguilillas (479 m.), que forman una cresta accesible que se alza majestuosa
sobre un profundo valle que desemboca en el Barranco Seco.
Llegamos poco
después a la Gollada Agudo, una depresión situada entre el Risco de Lucas, que
se encuentra bajo el Roque de los Cardos (599 m.) y La Mesita (615 m), donde hay unas formaciones rocosas bastante
curiosas que se han generado producto de la erosión, esta degollada separa el
cauce del Barranquillo del Moro, por cuya vertiente discurre el sendero que
acabamos de terminar, con el del Barranco de Flandes.
Punta del Hidalgo desde el Morro de las Lajas.
Sendero hacia la Gollada Agudo.
La ruta continúa su avance en esta ocasión por una
vereda bastante estrecha y expuesta hacia el valle por donde discurre el
Barranco Seco, el mismo que recorrimos anteriormente, ya que el sendero
transcurre por la misma vertiente, pero a un nivel inferior al que tenemos bajo
nuestros pasos. Iremos andando entre una población bastante numerosa de
Inciensos (Artemisia thuscula),
cruzando diversos cauces de barranquillos, la Hoya de la Cueva o la Hoya del
Guanche, donde la vegetación es más frondosa y forma pequeños bosques de Brezos
(Erica arborea) y de otras especies
arbóreas como el Acebiño (Ilex
canariensis).
El camino tiene algunos tramos más erosionados y agrestes y discurre prácticamente llaneando, aunque tiene breves bajadas y algunos remontes sin importancia; también podemos ver en algunas zonas un muro delimitador hecho de piedra seca, y en otras se hacen evidentes las rocas que cimentan el paso. Bajo la cumbre rocosa de La Mesita (615 m.), el camino discurre sobre el Lomo Colorado entre multitud de Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Helecheras (Pteridium aquilinum), Matorriscos (Lavandula buchii) y Zarzas (Rubus bollei), asomándose un poco más adelante hacia el valle, en una zona abalconada con firme de tosca rojiza, donde podemos disfrutar del paisaje y al mismo tiempo tomarnos un descanso.
El camino tiene algunos tramos más erosionados y agrestes y discurre prácticamente llaneando, aunque tiene breves bajadas y algunos remontes sin importancia; también podemos ver en algunas zonas un muro delimitador hecho de piedra seca, y en otras se hacen evidentes las rocas que cimentan el paso. Bajo la cumbre rocosa de La Mesita (615 m.), el camino discurre sobre el Lomo Colorado entre multitud de Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Helecheras (Pteridium aquilinum), Matorriscos (Lavandula buchii) y Zarzas (Rubus bollei), asomándose un poco más adelante hacia el valle, en una zona abalconada con firme de tosca rojiza, donde podemos disfrutar del paisaje y al mismo tiempo tomarnos un descanso.
Desciende luego bruscamente y continúa progresando
bastante marcado, bajo un pasillo vegetal compuesto mayoritariamente de Brezos
(Erica arborea), donde también hay (Pteridium aquilinum), Zarzas (Rubus bollei),
algún ejemplar aislado de Retama (Spartium junceum), y Tabaibas (Euphorbia
lamarckii), bajo las paredes rocosas del Cabezo de las Casillas (640 m.);
más adelante avanza junto los muretes de piedra seca pertenecientes a unas
viejas huertas de cultivo y poco después bordea un promontorio rocoso, situado
a unos metros del sendero y bajo la imponente silueta de los riscos del Lomo de
Siete Fuentes, al cual podemos acceder para disfrutar de las panorámicas del
entorno.
Luego continuaremos nuestro recorrido dentro del Monteverde bajo la Hoya de las Colmenas, donde otra atalaya expuesta a La Barranquera que alberga una estación rupestre de cazoletas y canalillos hechas por los Guanches, nos permite seguir disfrutando del paisaje; inmediatamente avanzaremos mediante un tramo muy erosionado por la zona conocida como La Majada, que asciende en fuerte pendiente, llamándonos la atención la imagen de dos ejemplares de Dragos (Dracaena draco) gemelos que sobresalen creciendo juntos en el Lomo de los Picachos.
Nos adentramos paulatinamente en el bosque de laurisilva y comenzamos una incesante subida muy sinuosa que avanza con firme bastante compacto entre un monte muy frondoso de Fayal – Brezal (Myrica faya y Erica arborea), donde es posible ver también abundantes especies arbóreas invasoras como el Eucalipto (Eucalyptus globulus) y el Pino de Monterrey (Pinus radiata); el interminable ascenso termina poco después en el Camino de la Goleta, la pista forestal por donde discurre el PR-TF-12 con dirección a Bajamar.
Estación rupestre de cazoletas Guanches.
Luego continuaremos nuestro recorrido dentro del Monteverde bajo la Hoya de las Colmenas, donde otra atalaya expuesta a La Barranquera que alberga una estación rupestre de cazoletas y canalillos hechas por los Guanches, nos permite seguir disfrutando del paisaje; inmediatamente avanzaremos mediante un tramo muy erosionado por la zona conocida como La Majada, que asciende en fuerte pendiente, llamándonos la atención la imagen de dos ejemplares de Dragos (Dracaena draco) gemelos que sobresalen creciendo juntos en el Lomo de los Picachos.
Nos adentramos paulatinamente en el bosque de laurisilva y comenzamos una incesante subida muy sinuosa que avanza con firme bastante compacto entre un monte muy frondoso de Fayal – Brezal (Myrica faya y Erica arborea), donde es posible ver también abundantes especies arbóreas invasoras como el Eucalipto (Eucalyptus globulus) y el Pino de Monterrey (Pinus radiata); el interminable ascenso termina poco después en el Camino de la Goleta, la pista forestal por donde discurre el PR-TF-12 con dirección a Bajamar.
Desembocando en el PR-TF-12.
Continuamos a la izquierda por dicho PR, que
llaneando nos lleva de nuevo al lugar denominado El Peladero, donde se inicia
el sendero hacia la Casa Fuset, que visitamos al inicio de la ruta; desde aquí
desandamos el pequeño trayecto que se desviaba del PR para desembocar en este
sitio, una vez terminado seguiremos de frente, evitando la pista por donde
discurre dicho PR que queda por nuestra derecha.
Ascendemos en línea recta con fuerte pendiente entre multitud de Helecheras (Pteridium aquilinum), Zarzas (Rubus bollei) y Brezos (Erica arborea), hasta coronar el Cabezo el Cañón (855 m.), donde hay unos grandes ejemplares de Pinos de Monterrey (Pinus radiata); luego continuaremos casi llaneando con la vista puesta enfrente del Cabezo de las Torviscas (949 m.), un cerro montañoso cubierto de laurisilva.
En unos metros estaremos en una
amplia llanada que se extiende entre una masa arbórea de gran porte, donde hay
una señalización que indica “Las Cuadras“; enseguida desembocamos en la
carretera TF-143 y en pocos metros veremos el lugar del inicio de la ruta,
dándola por finalizada.
PR-TF-12.
Ascendemos en línea recta con fuerte pendiente entre multitud de Helecheras (Pteridium aquilinum), Zarzas (Rubus bollei) y Brezos (Erica arborea), hasta coronar el Cabezo el Cañón (855 m.), donde hay unos grandes ejemplares de Pinos de Monterrey (Pinus radiata); luego continuaremos casi llaneando con la vista puesta enfrente del Cabezo de las Torviscas (949 m.), un cerro montañoso cubierto de laurisilva.
Las Cuadras.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña