EL MOLLEDO – MIRADOR DE CHERFE – EL MOLLEDO
(Por Los Quemados y Risco Blanco)
(Por Los Quemados y Risco Blanco)
Risco Blanco. |
TÉRMINO MUNICIPAL: Santiago del Teide y Buenavista del Norte.
CÓMO LLEGAR: Al punto de inicio que es el Caserío de El Molledo se llega mediante la carretera TF-82 por un desvío que está entre los puntos kilométricos 22 y 23; se encuentra escasamente a un kilómetro del centro urbano de Santiago del Teide.
COMIENZO: Caserío de El Molledo.
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Media - alta.
DURACIÓN: 5 Horas.
LONGITUD: 8,6 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: En el Caserío de El Molledo, en el núcleo urbano de Santiago del Teide.
LUGARES DE INTERÉS: Caserío de El Molledo; Mirador natural bajo el Roque del Paso; Base del Risco Blanco (934 m.); Casa y Era de los Quemados; Dique rocoso después del Paso de las Cabrillas; Andén de las Hortelanas; Los Roquitos; Degollada de Cherfe; Santuario de la Virgen de Lourdes; Fuente Chasonguayo; Núcleo urbano de Santiago del Teide.
VENTAJAS: Recorrido poco transitado y de un alto valor paisajístico fuera de los senderos homologados.
INCONVENIENTES: El recorrido por las veredas no homologadas es muy estrecho y puede llegar a confundir, llegando a ser en ocasiones muy intuitivo.
PELIGROSIDAD: Desde la Casa de los Quemados hasta la Degollada de Cherfe la senda es muy estrecha en ocasiones y bastante expuesta hacia el barranco, por lo tanto, hay que ir con cuidado. El trayecto desde la Degollada de Cherfe hasta la Fuente Chasonguayo discurre bastante expuesto y propenso a resbalones.
TIPO DE RUTA: Senderismo.
PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC
MAPAS Y CARTOGRAFÍA
DESCRIPCIÓN
Daremos inicio a la ruta en la Calle la Tagora del
Caserío de El Molledo que está al borde de la carretera TF-82, donde hay un
panel informativo que se refiere al PR-TF-65.1 y PR-TF-65.3, ambos son
variantes del recorrido principal que es el PR-TF-65 que une Puerto Santiago
con el núcleo urbano de Santiago del Teide; dicha calle nos lleva hasta la plaza
principal donde se encuentra la Iglesia de la Asunción de la Virgen, una
edificación bastante pintoresca a pesar de ser de reciente construcción.
Enseguida
conectaremos con la Calle la Calzada y después de un pequeño recorrido urbano, termina el asfalto justo en el cauce de Barranco del Valle; cruzamos el mismo
para conectar directamente con un camino delimitado por un muro de piedra seca
y cuyo firme presenta un empedrado medianamente conservado, a los pocos metros
hay un cruce señalizado donde veremos como el PR-TF-65
se dirige por nuestra izquierda descendiendo hacia Puerto Santiago y de frente
continúa nuestro recorrido por el camino que discurre en suave ascenso hasta
llegar a otra bifurcación bajo el Lomo el Molledo donde realmente comienzan las
dos variantes antes citadas.
A la derecha asciende el PR-TF-65 bordeando el
cauce del Barranco del Valle hacia Santiago del Teide; de frente y bajo un
peñasco muy patente que forma parte de un dique rocoso empieza el PR-TF-65.1,
un camino con firme empedrado que asciende bordeando el Lomo el Molledo y se
dirige hacia la zona de Los Quemados finalizando poco después en la base del
Risco Blanco (934 m.); a nuestra izquierda se inicia el PR-TF-65.3, que es el
que hemos elegido para nuestra ruta.
Bifurcación con el PR-TF-65.1 y 65.3.
Firme empedrado (izq.) y de tosca (dcha.).
Panorámica del Valle de Santiago.
Empieza una vereda estrecha con firme terroso que
en pocos metros desciende suavemente y se vuelve bastante irregular y con
algunos restos de empedrado; discurre expuesta hacia el Valle de Santiago que
nos ofrece excelentes vistas de los caseríos de El Retamar y del de Tamaimo, al
igual que de la costa del municipio. Más adelante transcurre llaneando entre
Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides),
Bejeques (Aeonium pseudourbicum),
Tabaibas (Euphorbia
lamarckii) y Matorriscos (Lavandula
buchii) y bordea el cauce del Barranquillo de las Piletas donde hay una
desviación del camino principal hacia la derecha que asciende hacia la Fuente
da las Piletas que está situada bajo el risco y a un nivel superior del
recorrido del camino.
Teide y Pico Viejo (dcha.).
Continúa luego por una zona de tosca rojiza muy degradada y con distintos niveles, para
luego llanear junto a un vallado que delimita un terreno particular donde hay
una edificación de piedra por la zona denominada Las Quebradas; luego se
prolonga y sigue su curso entre Tabaibas (Euphorbia
lamarckii), Tederas (Bituminaria bituminosa), algunas Piteras
(Agave americana) y Pencones (Opuntia maxima), Cardones (Euphorbia canariensis) y Retamas Blancas
(Retama rhodorhizoides), bajo el Lomo
la Campana con preciosas vistas hacia el Valle de Santiago, por donde discurre
el cauce del Barranco del Valle y donde destaca el Roque de Arguayo (1061 m.) y
la Montaña y Riscos del Herrero (823 m.) que cierran dicho valle por el norte y
el Cabezón de Ñifa (596 m.) cerrándolo por el sur.
Llegaremos poco después a un collado donde termina el Lomo Chijoco, lugar en el cual hay un promontorio rocoso que forma parte geológica del Roque del Paso (839 m.), este último se eleva unos ochocientos treinta y nueve metros de altura sobre el Valle de Santiago y la Degollada del Roque. Aquí abandonamos el PR-TF-65.3 que continúa su marcha bajo el citado roque y en la degollada mencionada, para descender hacia la izquierda por Viña Vieja y regresar al Caserío de El Molledo, haciendo en este caso un recorrido circular.
Roque del Paso, en primer término.
Llegaremos poco después a un collado donde termina el Lomo Chijoco, lugar en el cual hay un promontorio rocoso que forma parte geológica del Roque del Paso (839 m.), este último se eleva unos ochocientos treinta y nueve metros de altura sobre el Valle de Santiago y la Degollada del Roque. Aquí abandonamos el PR-TF-65.3 que continúa su marcha bajo el citado roque y en la degollada mencionada, para descender hacia la izquierda por Viña Vieja y regresar al Caserío de El Molledo, haciendo en este caso un recorrido circular.
Al fondo, la Montaña de Bilma.
Risco Blanco, entre la neblina.
Unos metros antes hay una señal del PR que frena el
paso de este recorrido y que da inicio a una senda casi imperceptible que se
adentra bordeando el Lomo de Chijoco entre abundante vegetación y con vistas
inmejorables del majestuoso Risco Blanco (934 m.), que se eleva sobre el cauce
del Barranco de Chimayache, más conocido como Barranco Seco.
Nos vamos abriendo
paso entre el follaje mediante un paso intuitivo donde podremos ver
ocasionalmente alguna evidencia del viejo camino que prácticamente lo ha
ocultado la abundante vegetación, como lajas colocadas para facilitar el paso,
algunas rocas cimentando el recorrido y muros de piedra seca pertenecientes a
viejas huertas de cultivo.
Va discurriendo con continuas bajadas y subidas entre multitud de Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Pencones (Opuntia maxima), Cardones (Euphorbia canariensis), Guaidiles (Covolvulus floridus), de floración blanca espectacular y un largo etcétera de especies vegetales, dirigiéndose hacia la cabecera del barranco; antes de llegar a la misma pasaremos por una zona de tosca rojiza con algunas huellas excavadas hechas a propósito; mas adelante, en la zona conocida como Tierras Viejas, llegaremos justo a la cabecera donde hay una zona plana erosionada que forma parte del cauce del barranco.
Tramo de firme de tosca.
Va discurriendo con continuas bajadas y subidas entre multitud de Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Pencones (Opuntia maxima), Cardones (Euphorbia canariensis), Guaidiles (Covolvulus floridus), de floración blanca espectacular y un largo etcétera de especies vegetales, dirigiéndose hacia la cabecera del barranco; antes de llegar a la misma pasaremos por una zona de tosca rojiza con algunas huellas excavadas hechas a propósito; mas adelante, en la zona conocida como Tierras Viejas, llegaremos justo a la cabecera donde hay una zona plana erosionada que forma parte del cauce del barranco.
Cruzamos el cauce y enseguida remontamos entre unas
rocas abriéndonos paso entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Tabaibas (Euphorbia lamarckii) y Pencones (Opuntia maxima), para acceder a una zona más llana y marcada con
una hilera de piedras; luego subimos por un tramo rocoso despejado de cualquier
tipo de vegetación que asciende con fuerte pendiente, después giramos
bruscamente a la izquierda para enlazar de nuevo con un espacio mas plano donde
hay unos almendreros totalmente secos y algunos restos de muros de piedra
pertenecientes a viejas huertas de cultivo. Sólo nos queda ir remontando poco a
poco por las inmediaciones de la zona conocida como La Mancha Blanca, hasta
llegar al muro de piedra que delimita el sendero PR-TF-65.1, al que accedemos
directamente saltando dicha pared.
Risco Blanco y PR-TF-65.1.
Señalización en la base del Risco Blanco.
Una vez en el PR, iremos a la izquierda y andaremos en descenso siguiendo el recorrido del camino que continúa marcado por una hilera de piedras que delimita su recorrido, discurriendo con firme bastante irregular y algo pedregoso, en dirección al Risco Blanco (934 m.), que lo tenemos frente a nosotros; en unos doscientos metros estaremos en su base donde hay un panel informativo que explica el origen de este majestuosa estructura volcánica. En este punto, donde termina el PR, hay magníficas vistas panorámicas del entorno, por un lado hacia el Lomo de Chijoco y el de La Campana que es por donde transcurre la vereda por la que hemos venido, ambas lomadas forman la cuerda montañosa que bordea el Barranco de Chimayache; mas allá podremos vislumbrar el Caserío de Las Manchas cerca del Roque Arguayo (1073 m.), los Riscos y Montaña del Herrero (816 m.) y para culminar tan impresionantes vistas, la cumbre del Teide (3718 m.) y Pico Viejo (3130 m.) en la lejanía.
Risco Blanco en primer término y al fondo la Cabezada de Guergues.
PR-TF-65.1.
Risco Blanco desde la Casa de Los Quemados. |
Regresamos desandando el camino, esta vez en ascenso, hasta dejar atrás la conexión con la senda que nos trajo hasta este punto y continuar subiendo por el evidente camino, que discurre con firme bastante irregular por el vértice de la loma que separa los dos barrancos colindantes, que no dejaremos de visualizar en ningún momento. Avanza progresando entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Guaidiles (Covolvulus floridus), Cardones (Euphorbia canariensis) y Tabaibas (Euphorbia lamarckii), pudiendo observar algunos ejemplares aislados de Magarzas (Argyranthemum foeniculaceum) y Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea), continúa zigzagueando en continuo ascenso hasta llegar a un espacio amplio y llano denominado Los Quemados donde se encuentran los restos abandonados de dos viejas edificaciones de piedra, aunque a pocos metros y anexa se encuentra otra casa mejor conservada y rodeada de un vallado donde es posible que nos encontremos con algún inquilino ocasional.
Casa de Los Quemados.
Era de Los Quemados.
Bellas panorámicas desde Los Quemados.
Nuestra ruta evita el PR y se dirige a una cancela
de madera que está en la trasera de la casa y que cierra el vallado para el
ganado que rodea la misma; el dueño de la vivienda suele dar permiso para
pasar, aunque no creemos que sea necesario porque es un paso público.
Continuamos después de haber pasado la puerta y lo hacemos ascendiendo por una placa de tosca compuesta de diferentes estratos, que se extiende bastante expuesto al cauce del barranco, bajo el Morro del Pinito (998 m.); en el camino nos encontramos otra pequeña puerta de madera que pertenece al mismo vallado anterior que traspasaremos sin problemas.
Enseguida avanzamos por un tramo mas
expuesto que el anterior que discurre sobre el Lomo de los Cuchillos, donde hay
que extremar las precauciones, aunque yendo con cuidado no entraña apenas
peligro; después, unos pasos excavados en la tosca a modo de pasillo nos dan la
suficiente seguridad para pasar sin problemas. El paisaje se engrandece después
de un giro a la derecha para visualizar el gran valle que forma la cabecera del
Barranco Hondo, un cauce bastante profundo que se extiende bajo las paredes
rocosas del Piquito (1145 m.).
Continuamos por el Paso de las Cabrillas y la vereda avanza bastante estrecha entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Malpicas (Carlina salicifolia) y Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea); más adelante hay algunos tramos del camino mas expuestos y otros reforzados con lajas de piedra para facilitar el paso. Luego bordeamos una pequeña pared de tosca con algunas huellas talladas y un remonte bastante intuitivo nos deja en la base de un dique rocoso que sobresale del terreno y del que hemos tenido visualización durante el trayecto; hay un amplio espacio llano para tomar un descanso y observar el entorno, que visualmente no tiene desperdicio.
Vistas hacia el cauce del Barranco de los Sauces y Cabezada de Guergues.
Continuamos después de haber pasado la puerta y lo hacemos ascendiendo por una placa de tosca compuesta de diferentes estratos, que se extiende bastante expuesto al cauce del barranco, bajo el Morro del Pinito (998 m.); en el camino nos encontramos otra pequeña puerta de madera que pertenece al mismo vallado anterior que traspasaremos sin problemas.
Paso expuesto.
Los Quemados, Risco Blanco y Barranco de los Sauces.
Continuamos por el Paso de las Cabrillas y la vereda avanza bastante estrecha entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Malpicas (Carlina salicifolia) y Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea); más adelante hay algunos tramos del camino mas expuestos y otros reforzados con lajas de piedra para facilitar el paso. Luego bordeamos una pequeña pared de tosca con algunas huellas talladas y un remonte bastante intuitivo nos deja en la base de un dique rocoso que sobresale del terreno y del que hemos tenido visualización durante el trayecto; hay un amplio espacio llano para tomar un descanso y observar el entorno, que visualmente no tiene desperdicio.
El progreso de la travesía se intuye visualmente
desde este punto y aunque parezca que no se puede pasar por la cabecera del
Barranco Hondo, a medida que vamos avanzando por el Lomo el Juraito, nos iremos
dando cuenta de que el recorrido no tiene apenas peligro.
Tendremos que estar atentos siempre al firme de tierra, que en algunos casos es bastante estrecho debido a que la abundante vegetación lo oculta casi permanentemente; en un momento determinado veremos como crece una solitaria Sabina (Juniperus turbinata) al borde del acantilado y que ha encontrado en este lugar su espacio idóneo para sobrevivir.
Mas adelante la senda remonta con
mas desnivel por una zona bastante descompuesta y asciende mediante algunos
pasos rocosos donde es necesario extremar las precauciones; luego nos dirigimos
entre un mar de vegetación muy frondosa donde abundan las Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides) y las Tabaibas
Majoreras (Euphorbia antropurpurea) hacia el Andén de las Hortelanas, una veta de tosca que
sobresale visualmente del risco que conforma la cabecera del Barranco Hondo;
las vistas antes de acometer dicho paso son especialmente espectaculares,
pudiendo observar la pared rocosa que forma el Roque Tarucho (1051 m.), situado sobre el Caserío de Masca, la
Montaña del Cerco (844 m.), en las inmediaciones del Mirador de Hilda y más al
sur la cuerda montañosa que separa el Barranco de los Carrizales con el de
Taburco.
Poco a poco llegaremos a la misma y caminamos sobre la tosca de la que está formada este paso, que es prácticamente llano y con la suficiente amplitud para pasar con seguridad; luego un descenso algo precario y estrecho nos deja de nuevo en una zona más llana y accesible, aunque a los pocos metros volvemos a encontrarnos con otro paso estrecho que discurre igualmente por terreno de tosca. Enseguida descendemos un pequeño tramo bastante resbaladizo hasta desembocar en una repisa amplia en las inmediaciones de Los Roquitos, dos pitones rocosos casi gemelos que llaman mucho la atención y que están situados en la cabecera del Lomo la Silleta a un nivel inferior del lugar donde estamos.
Tendremos que estar atentos siempre al firme de tierra, que en algunos casos es bastante estrecho debido a que la abundante vegetación lo oculta casi permanentemente; en un momento determinado veremos como crece una solitaria Sabina (Juniperus turbinata) al borde del acantilado y que ha encontrado en este lugar su espacio idóneo para sobrevivir.
Al fondo, el Andén de las Hortelanas.
Sabina solitaria y enriscada.
Poco a poco llegaremos a la misma y caminamos sobre la tosca de la que está formada este paso, que es prácticamente llano y con la suficiente amplitud para pasar con seguridad; luego un descenso algo precario y estrecho nos deja de nuevo en una zona más llana y accesible, aunque a los pocos metros volvemos a encontrarnos con otro paso estrecho que discurre igualmente por terreno de tosca. Enseguida descendemos un pequeño tramo bastante resbaladizo hasta desembocar en una repisa amplia en las inmediaciones de Los Roquitos, dos pitones rocosos casi gemelos que llaman mucho la atención y que están situados en la cabecera del Lomo la Silleta a un nivel inferior del lugar donde estamos.
Los Roquitos sobre el cauce del Barranco de los Sauces.
El trayecto continúa bordeando el Barranco de los
Alfifes, un cauce que desemboca en el Barranco de los Sauces o Barranco Seco; el
paso es bastante estrecho, aunque cómodo de caminar y por el entorno crecen
gran cantidad de ejemplares de Chajorras de Teno (Sideritis brevicaulis), Malpicas (Carlina salicifolia), Tederas (Bituminaria
bituminosa), Cardos (Galactites
tomentosa), Retamas Blancas (Retama
rhodorhizoides) y algunos ejemplares de Amapolas Rojas (Papaver rhoeas) y Tajinastes Gigantes (Echium giganteum). Tenemos a la vista
las Casas de Araza, el Roque Tarucho (1051 m.) y la cresta montañosa que
culmina en la Cabezada de Guergues y que bordea el Barranco de los Sauces, del
que no hemos perdido vista en todo el recorrido.
Mas adelante transitamos por
una zona más rocosa donde la senda se pierde en algunas ocasiones y donde
crecen algunos ejemplares de Corona de la Reina (Gonospermum fruticosum), Cerrajones (Sonchus canariensis) y Bejeques (Aeonium
pseudourbicum); a partir de aquí el sendero discurre mucho más evidente
bordeando la zona conocida como Mancha de los Roquillos, siendo su estrechez
bastante patente y llegando en un momento determinado a un asomadero natural
donde hay un promontorio rocoso que llama la atención, es un buen lugar para
una parada y admirar el entorno.
Luego remontamos por una zona de tosca bajo
Los Roquillos (1125 m.), un pitón rocoso que se eleva sobre una degollada que
separa la cabecera del Barranco de los Alfifes del Valle de Santiago del Teide,
donde las vistas de este último son espectaculares; continuamos en descenso
entre Retamas Blancas (Retama
rhodorhizoides) y Tabaibas Majoreras (Euphorbia
antropurpurea), por una vereda que zigzaguea entre las rocas y se dirige
hacia otro promontorio rocoso sobre la Ladera de Arasa, que rodearemos mediante
algunos pasos estrechos y empinados que dan paso luego a una vereda que termina
poco después en la Degollada de Cherfe, donde hay un mirador junto a la
carretera TF-436; en este lugar hay unas panorámicas inmejorables del Valle de
Masca, pero con el inconveniente de ser un lugar muy visitado por turistas,
estando casi siempre masificado.
Vereda muy expuesta por firme de tosca.
En primer término Los Roquitos y al fondo, la Cabezada de Guergues.
Al fondo, la Cabezada de Guergues y la Fortaleza de Masca.
Degollada de Cherfe.
Retomamos el camino desandando el mismo, ya que
solo visitaremos el lugar para admirar el paisaje, lo haremos hasta llegar de
nuevo al collado situado bajo Los Roquillos (1125 m.) donde tendremos que
fijarnos en una desviación hacia la izquierda que da inicio a una vereda que se
dirige en descenso bordeando la lomada que guarece el Valle de Santiago.
A la vista tenemos el núcleo urbano de Santiago del Teide y tendremos que ir abriéndonos paso entre la abundante vegetación que consta de numerosas Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Chajorras de Teno (Sideritis brevicaulis), Magarzas (Argyranthemum foeniculaceum), Malpicas (Carlina salicifolia), Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea), Escobones (Chamaecytisus proliferus), Malfuradas (Hypericum glandulosum) y un largo etcétera de especies adaptadas a la zona.
Mientras caminamos no podemos dejar de fijarnos en un promontorio rocoso muy evidente, que se eleva por nuestra derecha a unos mil cien metros sobre el nivel del mar y que alberga una cruz de madera en su cima; así mismo, a medida que avanzamos, encontraremos algunos espacios un poco más amplios donde poder hacer alguna pausa para disfrutar y fotografiar el paisaje.
Más adelante transitamos muy cerca de su base caminando sobre una zona más rocosa que se encuentra bastante expuesta a la resbaladera de la loma por la que vamos avanzando; después la vereda se torna un poco más estrecha y se va abriendo paso entre las Retamas (Retama rhodorhizoides), encontrándonos algunos tramos bastante resbaladizos ya que la traza del camino no está perfectamente definida.
Paulatinamente y cuando veamos el trazado mucho más claro, llegaremos a la llamada Fuente de la Guancha, una pequeña gruta donde hay una imagen de la Virgen de Lourdes y un pequeño manantial (Fuente Chasonguayo) de agua natural que se encuentra cerrado con una pequeña puerta de hierro, a la cual accederemos mediante unos escalones de cemento; también hay un pequeño altar de mármol y numerosos objetos religiosos, todo ello bajo un manto vegetal de diversas especies ornamentales que nada tienen que ver con el ecosistema autóctono del entorno.
Los Roquillos (1125 m.), (dcha.)
A la vista tenemos el núcleo urbano de Santiago del Teide y tendremos que ir abriéndonos paso entre la abundante vegetación que consta de numerosas Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), Chajorras de Teno (Sideritis brevicaulis), Magarzas (Argyranthemum foeniculaceum), Malpicas (Carlina salicifolia), Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea), Escobones (Chamaecytisus proliferus), Malfuradas (Hypericum glandulosum) y un largo etcétera de especies adaptadas a la zona.
Vistas hacia Santiago del Teide desde el collado bajo Los Roquillos.
Mientras caminamos no podemos dejar de fijarnos en un promontorio rocoso muy evidente, que se eleva por nuestra derecha a unos mil cien metros sobre el nivel del mar y que alberga una cruz de madera en su cima; así mismo, a medida que avanzamos, encontraremos algunos espacios un poco más amplios donde poder hacer alguna pausa para disfrutar y fotografiar el paisaje.
Tramo con firme de tosca hacia la Fuente de Chasonguayo.
Vistas hacia el núcleo urbano de Santiago del Teide.
Más adelante transitamos muy cerca de su base caminando sobre una zona más rocosa que se encuentra bastante expuesta a la resbaladera de la loma por la que vamos avanzando; después la vereda se torna un poco más estrecha y se va abriendo paso entre las Retamas (Retama rhodorhizoides), encontrándonos algunos tramos bastante resbaladizos ya que la traza del camino no está perfectamente definida.
Paulatinamente y cuando veamos el trazado mucho más claro, llegaremos a la llamada Fuente de la Guancha, una pequeña gruta donde hay una imagen de la Virgen de Lourdes y un pequeño manantial (Fuente Chasonguayo) de agua natural que se encuentra cerrado con una pequeña puerta de hierro, a la cual accederemos mediante unos escalones de cemento; también hay un pequeño altar de mármol y numerosos objetos religiosos, todo ello bajo un manto vegetal de diversas especies ornamentales que nada tienen que ver con el ecosistema autóctono del entorno.
Fuente de Chasonguayo (dcha.).
A partir de aquí se inicia el llamado Camino de la
Virgen de Lourdes, un sendero que conserva gran parte de su empedrado original que
discurre bajo el Risco de la Fuente (1097 m.), que nos queda a nuestra espalda;
desciende suavemente entre Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), muy
numerosas en esta parte de la isla, Pencones (Opuntia maxima), Tabaibas (Euphorbia
lamarckii) y Bejeques (Aeonium
pseudourbicum); gira luego bruscamente a la derecha y continúa en descenso
hacia el núcleo urbano de Santiago del Teide, que lo tendremos a la vista, así
como la Montaña de Bilma (1370 m.) y la estructura volcánica Teide (3718 m.) –
Pico Viejo (3130 m.).
Mientras progresamos, iremos pasando por unas cruces de color blanco situadas junto al camino, que representan algunas de las estaciones del Vía Crucis de Jesucristo, ya que cada una de ellas tiene en su base una imagen que hace referencia a dicho hecho.
Camino de la Virgen de Lourdes.
Mientras progresamos, iremos pasando por unas cruces de color blanco situadas junto al camino, que representan algunas de las estaciones del Vía Crucis de Jesucristo, ya que cada una de ellas tiene en su base una imagen que hace referencia a dicho hecho.
Sendero de la Virgen de Lourdes bajo
el Roque de la Fuente.
El camino sigue con su firme empedrado y
prácticamente en línea recta abriéndose paso por la lomada que rodea el casco
urbano, que está completamente cubierta de Retamas Blancas (Retama rhodorhizoides), salpicadas
ocasionalmente por numerosos ejemplares de Tabaibas Majoreras (Euphorbia antropurpurea). Poco a poco
nos vamos acercando al pueblo avanzando por un trayecto más sinuoso hasta que
lleguemos a llanear a la altura del Barranco del Valle donde crecen unos
ejemplares de Tabaibas gigantescos; cruzamos el cauce por un puente cementado
que tiene dos estructuras en forma de medio arco y que desemboca junto a un
pequeño calvario junto a la carretera TF-82; anexa a dicha capilla se encuentra
la Plaza de la Media Luna, un lugar que invita al descanso y a la observación
del camino que acabamos de recorrer.
Llegada a Santiago del Teide por el Camino de la Virgen de Lourdes.
Después de una pausa podemos acercarnos
opcionalmente a la plaza principal del pueblo, distante unos trescientos
metros, donde está la Iglesia de San Fernando Rey datada en el año 1679,
alrededor de la cual se desarrolla todo el devenir del municipio; en este punto
podremos conectar con el PR-TF-43.3 que es una variante de unos 7 kilómetros
del PR-TF-43
que se inicia en Garachico y circunda la Montaña Chinyero; también hay conexión
con el SL-TF-60,
que une Santiago del Teide con el Caserío de Arguayo, ambos tienen información
en respectivos paneles informativos.
Iglesia de S. Fernando Rey (izq.) y señalización
del PR-TF-65 (dcha.).
De vuelta a la Plaza de la Media Luna continuamos
en suave descenso por la acera que bordea la carretera TF-82 hasta dejar atrás
una gasolinera y desviarnos a la derecha para iniciar el PR-TF-65, lugar donde
hay un panel informativo y varias señales de dirección.
Empezamos el trayecto
por un camino ancho que discurre bordeando el Lomo de Tierno entre grandes
ejemplares de Tabaibas (Euphorbia
lamarckii), donde es posible ver lo restos del viejo muro de piedra seca
que antiguamente lo delimitaba; más adelante pasamos junto a una vieja edificación de piedra
que forma parte de un conjunto agrícola situado en la Hoya de Tierno y que está
formado por numerosas huertas a su alrededor; a nuestra izquierda veremos una
amplia llanura, posiblemente antiguas zonas de cultivo, donde crecen varias
Palmeras Canarias (Phoenix canariensis).
El firme del camino es de tierra, aunque en algunos tramos podremos observar restos de empedrado y el muro de piedra seca que forma la caja de la calzada; a medida que avanzamos, la superficie del trazado se estrecha y los muros que lo circundan son cada vez más altos, llegando incluso a ser de una altura más que considerable. Poco a poco y después de pasar por algunos tramos más resbaladizos y otros que conservan totalmente el empedrado original, seguiremos en continuo descenso e iremos andando bajo el Lomo del Molledo, para llegar a una zona más sinuosa y con firme muy pedregoso, que en pocos metros desemboca en una bifurcación que encontramos a los pocos metros del inicio de la ruta, donde hay un poste con señales del PR.
A la derecha están señalizados tanto el
PR-TF-65.1, que se dirige hacia Risco Blanco (934 m.) como el PR-TF-65.3, que
recorrimos al comienzo; en esta ocasión iremos a la izquierda para desandar el
recorrido del principio hasta llegar de nuevo al Caserío de El Molledo donde
damos por finalizada la ruta propuesta.
PR-TF-65, saliendo de Stgo. del Teide.
Restos de empedrado y muros delimitadores.
El firme del camino es de tierra, aunque en algunos tramos podremos observar restos de empedrado y el muro de piedra seca que forma la caja de la calzada; a medida que avanzamos, la superficie del trazado se estrecha y los muros que lo circundan son cada vez más altos, llegando incluso a ser de una altura más que considerable. Poco a poco y después de pasar por algunos tramos más resbaladizos y otros que conservan totalmente el empedrado original, seguiremos en continuo descenso e iremos andando bajo el Lomo del Molledo, para llegar a una zona más sinuosa y con firme muy pedregoso, que en pocos metros desemboca en una bifurcación que encontramos a los pocos metros del inicio de la ruta, donde hay un poste con señales del PR.
Bifurcación hacia el Molledo.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña
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