lunes, 29 de marzo de 2021

CIRCULAR MONTAÑA DE IFARA (MONUMENTO NATURAL MONTAÑAS DE IFARA Y LOS RISCOS)

CIRCULAR MONTAÑA DE IFARA
(MONUMENTO NATURAL MONTAÑAS DE IFARA Y LOS RISCOS)
 
 
FICHA TÉCNICA

TÉRMINO MUNICIPAL: Granadilla.

COMO LLEGAR: Desde la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, tomaremos la autopista del sur, la TF-1, hasta llegar a la salida número 52, convenientemente señalizada.
COMIENZO: Salida 52 de la autopista TF-1, en el punto kilométrico 52.
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Baja.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 8,4 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: No.
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Cuarto del Motor; 2.- Saltadero de la Gangarrita; 3.- Casa de Cho Felipe; 4.- Cuevas del Tagoro; 5.- Casa del Tagoro; 6.- Era el Punto; 7.- Era de los Oramas; 8.- Casa de los Bartolos.
VENTAJAS: Recorrido poco transitado bordeando el espacio natural protegido denominado Monumento Natural de las Montañas de Ifara y Los Riscos.
INCONVENIENTES: Apenas hay señalización del recorrido y muchas pistas de tierra que se cruzan, por lo que es posible confundirnos con el recorrido propuesto. 
PELIGROSIDAD: Ninguna digna de mención.
TIPO DE RUTA: Senderismo.



PUEDES SEGUIR ESTA RUTA EN WIKILOC
 

CARTOGRAFÍA


DESCRIPCIÓN

Una vez hayamos salido de la autopista TF-1 por el carril de desaceleración, veremos el inicio de una pista de tierra que será el punto de partida de la ruta. Iniciamos el recorrido andando por una superficie muy pedregosa y sin apenas desnivel; enseguida pasaremos junto a una edificación ruinosa denominada el “cuarto del motor” y un poco más adelante, cuando el desnivel se acentúa un poco, nos llamará la atención por nuestra izquierda, un pequeño salto que se forma en el cauce del Barranco de la Gangarrita, es el llamado Saltadero de la Gangarrita, que se precipita bajo El Pilón, un saliente rocoso en cuyas laderas se encuentran algunos frondosos ejemplares de Cardones (Euphorbia canariensis) y una población bastante numerosa de Tabaibas (Euphorbia lamarckii y Euphorbia balsamifera). 
 
  
 
  
 
La pista continúa muy degradada y ascendiendo suavemente, nos llama la atención una vieja señal de dirección perteneciente al espacio natural, que nos da cierta evidencia que lo recorremos; la vegetación en temporada de lluvias es muy espectacular, ya que es un territorio bastante árido porque se encuentra en la banda sur de la isla. Podemos ver mayoritariamente un frondoso Cardonal (Euphorbia canariensis) que cubre gran parte del entorno, acompañado de multitud de especies autóctonas como algunos Cardones (Euphorbia canariensis) aislados, Cardoncillos (Ceropegia fusca), Verodes (Kleinia neriifolia), Balos (Plocama pendula), Aulagas (Launaea arborescens) y un largo etcétera, así como algunas otras foráneas, como la Tunera India (Opuntia dillenii).
 
  
 
Continúa el recorrido desviándonos hacia la izquierda para ir en dirección a la Casa de Cho Felipe; la pista da luego un giro a la derecha quedándonos al otro lado la bonita estampa del cono volcánico de la Montaña de Ifara (303 m.), uno de los volcanes que forman parte del espacio natural; al fondo podremos observar la banda sur de la caldera de las Cañadas del Teide, pudiendo visualizar la cara sur de Montaña Guajara (2715 m.), la Montaña de Ucanca (2346 m.) y casi todos los picos que conforman dicha cuerda montañosa, así como el cono cimero del Teide (3715 m.); en la base de dicha vertiente la imagen pertenece a las laderas donde crece el pinar del Parque Natural de Corona Forestal, correspondiente a los municipios de Arico y Granadilla donde también se puede observar el angosto cauce del Barranco del Río. Llegaremos a la edificación caminando entre grandes ejemplares de Tabaibas (Euphorbia lamarckii) y algunos Verodes (Kleinia neriifolia); dicha casa está situada cerca de la Morra de Cho Felipe y se encuentra en estado ruinoso y la pista que llega a ella está muy degradada con grandes socavones que dificultan notablemente el paso.
 
Casa de Cho Felipe.
 
Iremos luego al encuentro de la pista principal donde hay unas canalizaciones antiguas hechas de toba que proceden de la parte alta del entorno y se dirigen hacia la parte más baja, donde hay restos de antiguas huertas abancaladas. 
 
Viejas atarjeas de tosca en desuso (dcha.).

Nuestra ruta continúa su curso por la pista que en esta ocasión discurre menos pedregosa, bordea también viejos muros de piedra seca que delimitaban viejas huertas; por los alrededores hay Tabaibas Dulces (Euphorbia balsamifera), acompañadas de algunos ejemplares de Verodes (Kleinia neriifolia), Balos (Plocama pendula) y Salados (Schyzogine sericea); pocos ejemplares de Cardones (Euphorbia canariensis), algunos Cornicales (Periploca laevigata) y también Magarzas (Argyranthemum frutescens). 
 
 
 
 
En suave descenso sigue la pista por las cercanías del entorno de la Morra del Majano y la de Cho Abraham con vistas panorámicas hacia la costa, donde está la caótica imagen del puerto de Granadilla y una zona industrial anexa; en el camino nos encontraremos otra señal de dirección con el logotipo correspondiente al Monumento Natural, que indica el itinerario a seguir por la misma pista, en esta ocasión más pedregosa y erosionada, para llegar a una amplia llanada de toba o tosca, material volcánico de gran consistencia mayoritariamente de color ocre. 
 
 
  Cuevas del Tagoro.
 
 
En un talud cercano hay numerosas cuevas excavadas comunicadas entre sí, las Cuevas del Tagoro, que en un tiempo pasado no muy lejano sirvieron para labores agrícolas o ganaderas, ya que en una de ellas hay fabricados, lo que parecen ser, unos comederos para animales. El camino continúa junto a las cuevas y rodeado de grandes ejemplares de Balos (Plocama pendula) y Tabaibas (Euphorbia balsamifera), hasta que veamos el cauce del Barranco de Tagoro que aparece perpendicularmente frente a nosotros y que se dirige de a desembocar en las inmediaciones del polígono industrial y puerto de Granadilla. 
 
Nuestra ruta da un giro a la izquierda y asciende bordeando una canalización excavada en el terreno correspondiente una de las vertientes suaves del barranco, se dirige hacia una torre de alta tensión a cuya base llegaremos pocos minutos después; una vez allí, en la zona conocida como El Tagoro, conectaremos con una pista de tierra con superficie bastante pedregosa, que asciende suavemente rodeada de viejos muros de piedra seca de las huertas que por la zona abundaban; las Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Balos (Plocama pendula), Salados (Schyzogine sericea), algunos ejemplares de Cardoncillos (Ceropegia fusca) aislados, Magarzas (Argyranthemum frutescens) y Aulagas (Launaea arborescens) crecen por el entorno. 
 
 
 
 
Casa del Tagoro.
 
La pista nos lleva directamente, antes de ignorar una bifurcación a nuestra izquierda, a la Casa del Tagoro, una edificación de grandes dimensiones que se encuentra en estado ruinoso, por lo tanto, es aconsejable no acceder a su interior; por los alrededores hay algunas pequeñas edificaciones anexas y unas vistas panorámicas muy interesantes ya que está situada en una especie de altozano que domina una parte del espacio natural.
 
 
 Cardoncillo (Ceropegia fusca) (Izq.).
 


La pista de tierra continúa su recorrido alejándose de la estructura que acabamos de visitar; discurre llaneando por la zona denominada La Caldera de Ifara, una enorme planicie de terreno volcánico cuya imagen dominante es la Montaña de Ifara (303 m.), a la cual nos dirigimos mediante dicho camino, el cual avanza con firme bastante compacto y entre la vegetación característica de la zona; es común ver en la superficie del terreno numerosos canales excavados, hechos con la finalidad de transportar agua a los terrenos de cultivo que por el entorno existían. 
 Montaña de Ifara (303 m.).

Nos encontramos con otro cruce y tendremos que continuar hacia la derecha ascendiendo con mínimo desnivel y bordeando el suave cauce del Barranquillo de la Caldera de Ifara, que está justo en la base de Montaña de Ifara (303 m.). A nuestra derecha hay un promontorio del mismo material volcánico donde se pueden apreciar curiosas formas geológicas que han dejado las viejas erupciones volcánicas del entorno. 
 
 
 Era El Punto.
 
 
La pista continúa su curso bastante erosionada y después de atravesar las curiosas formaciones, veremos a nuestra derecha la cabecera del Barranco de Tagoro y luego seguimos pista arriba unos cuatrocientos cincuenta metros hasta llegar a la Era el Punto una antigua era de trilla que aún se conserva casi intacta, que está situada junto al camino y en las inmediaciones de la Morra de Cho Gabriel; desde aquí podremos disfrutar de una vista general de las medianías y zona alta del municipio de Granadilla donde se hace protagonista la Montaña Gorda (646 m.), cerca del pueblo del Charco del Pino.
 
 
 
  Viejas canalizaciones de tosca en desuso.
 
A partir de este hito y si queremos, podemos continuar unos metros por una senda estrecha que discurre junto a una vieja canalización de tosca que recorre el borde de la montaña y dejando el cauce de un barranquillo a nuestra derecha, que viaja por la Hoya de Cho Manuel Gabriel y bajo la Montaña de los Oramas; si conectamos con la pista de tierra que veremos a nuestra derecha, llegaremos a la Era de los Oramas, otro punto etnográfico que podemos asociar a nuestra ruta.
 

 
 
Regresaremos a partir de este último lugar por el mismo camino, hasta llegar a la Era el Punto y continuaremos en descenso por la misma pista de tierra hasta encontrar una bifurcación a nuestra derecha que será por donde continúa nuestro recorrido. Transcurre llana y entre viejas huertas de cultivo donde crecen Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Balos (Plocama pendula) y algunos Cardones (Euphorbia canariensis), por las inmediaciones de la Hoya de las Rosas y cruzando el cauce poco profundo, casi inapreciable, del barranquillo de la Caldera de Ifara. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Continuamos siempre con la imagen permanente de Montaña de Ifara (303 m.) muy cercana, que en temporada de lluvias ofrece su mejor retrato, ya que la vegetación que la cubre luce esplendorosa con su color verde que contrasta perfectamente con los marrones y negros del material volcánico. 
 
 
En un momento determinado vemos como un muro de piedra seca se extiende por la Morra de las Rosas en dirección a la base de la montaña, que acompaña una canalización de tosca que desemboca en la pista por la que estamos caminando; el recorrido avanza bastante pedregoso y con un suave desnivel de bajada, a nuestra derecha queda una amplia planicie cubierta de grandes ejemplares de Tabaibas (Euphorbia balsamifera), que nacen y crecen entre los muretes de piedra seca de las huertas de cultivo que se encuentran abandonadas; mientras seguimos con el recorrido y frente a nosotros, se eleva la Montaña de los Riscos (275 m.), el otro cono volcánico que forma parte del espacio natural protegido; en la lejanía y ya en la costa es notablemente visible la Montaña Roja (172 m.), situada en la zona turística de El Médano.
 
 
 Montaña de Los Riscos (Izq.).

 
 
Más adelante la pista da un giro a la izquierda y continúa en línea recta con firme más compacto; a pocos metros están las ruinas de la Casa de los Bartolos, que también tiene anexa una era de trilla y un poco más alejada el Cuarto de Froilán, otra edificación en estado ruinoso que alberga un viejo aljibe también destruido. Continuando nuestro andar por la pista, que en este caso se nos presenta un poco más pedregosa, nos llevará directamente al punto de partida en el cual dimos inicio la ruta, habiendo hecho un recorrido circular. 
 

MONUMENTO NATURAL DE MONTAÑA DE IFARA Y LOS RISCOS

Situado en el municipio de Granadilla de Abona, ocupa una superficie de unas 288 hectáreas, siendo sus características geomorfológicas más destacadas dos conos volcánicos muy bien conservados, la Montaña de Ifara con una altitud de 303 metros sobre el nivel del mar y la Montaña de los Riscos, de 275 metros; ambas formaciones volcánicas, junto a un Cardonal – Tabaibal que crece en el entorno y que se encuentra en buen estado de conservación, forman un ecosistema natural de gran belleza que merece ser catalogado como Monumento Natural.

El espacio natural alberga en su interior poblaciones muy escasas de especies endémicas, tanto de animales como de vegetales, que merecen un entorno natural donde vivir en libertad, como por ejemplo el Tabobo (Upupa epops), el Alcaraván (Burhinus oedicnemus distinctus) o el Bisbita Caminero (Anthus berthelotii), así como algunas especies de invertebrados que necesitan el Cardonal – Tabaibal para subsistir, como el Longicornio del Cardón (Lepromoris gibba) y la Stenidea (Stenidea albida), esto en cuanto a fauna; referente a la flora, destaca, aparte del citado Cardonal – Tabaibal, especies como el Cardoncillo (Ceropegia fusca), Salados (Schizogyne sericea), Turmeros (Helianthemum canariense), Balos (Plocama pendula), y un largo etcétera de especies adaptadas al medio.    
 
 
  © Texto y fotografías de Francisco Fariña