MONUMENTO NATURAL DE
MONTAÑA PELADA
FICHA TÉCNICA
TÉRMINO MUNICIPAL: Granadilla.
COMO LLEGAR: En la salida 55 de la autopista del sur, la TF-1 está el enlace a la carretera TF-64 que se dirige directamente a El Médano; una vez en el pueblo tomaremos la Calle José Miguel Galván Bello que conecta directamente con la Calle Uruguay. Por esta última iremos costeando para enlazar con la Avda. Juan Carlos I que discurre paralela a la costa, hasta llegar a una urbanización; al final de la avenida hay un aparcamiento y una especie de mirador hacia la Playa de La Pelada, punto donde empezaremos la ruta.
COMIENZO: Playa Pelada.
FINAL: Mismo lugar.
DIFICULTAD: Baja.
DURACIÓN: 4 horas.
LONGITUD: 7 Km.
PROVISIÓN DE AGUA: No.
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Playa Pelada; 2.- Playa de la Rajita; 3.- Playa Cumplía; 4.- Playa de Cuevas del Trigo; 5.- Punta Brava; 6.- Vistas panorámicas desde el borde del cráter por donde discurre el sendero de Montaña Pelada; 7.- Playa de la Batata.
VENTAJAS: Recorrido sencillo y cerca de uno de los mejores lugares turísticos de la Isla. Paso por diferentes playas aptas para el baño y muy tranquilas fuera de temporada de verano
INCONVENIENTES: En temporada veraniega las playas y calas suelen estar bastante masificadas y el sendero del cráter muy concurrido.
PELIGROSIDAD: Ninguna.
TIPO DE RUTA: Senderismo.
PUEDES VER ESTA RUTA EN WIKILOC:
Lechuga de Mar (Izq.); Balo (Dcha.).
Tabaiba Dulce (Izq.); Cardoncillo (Dcha).
DESCRIPCIÓN:
Seguimos la subida por una suave arista que transcurre en línea recta y que se nota bastante marcada por el paso de los visitantes que acceden a la montaña; a medida que ascendemos se nos presenta la imagen, cada vez más amplia, del núcleo urbano de El Médano y su inseparable montaña Roja, así como la costa turística del lugar. La vereda continúa sinuosa por un terreno formado por una capa de tosca compactada que hace el avance bastante cómodo porque no es resbaladizo; a pesar de lo árido del terreno, hay algunos Balos (Plocama pendula) aislados que crecen retorcidos por la acción de los vientos casi constantes que hay por esta zona, así como Aulagas (Launaea arborescens) y Tabaibas (Euphorbia balsamifera).
Poco después coronamos la montaña a unos 90 metros de altitud sobre el nivel del mar y veremos un ancho sendero que rodea todo el perímetro del enorme cráter, de aproximadamente 1 Km. de diámetro, que tenemos delante de nuestros ojos; seguiremos a la derecha en suave descenso, con la vista puesta en las instalaciones del Puerto de Granadilla y el Parque Eólico, que desdicen bastante del entorno natural que hay alrededor.
Al fondo, el ITER, el parque eólico y el puerto de Granadilla.
Sin perder la traza de la senda marcada continuamos en descenso, esta vez más acusado y por firme algo más pedregoso y erosionado, pasando de largo una minúscula cala que observaremos bajo un pequeño acantilado plagado de Tabaibas (Euphorbia balsamifera), en la costa, algunos metros más abajo.
Al terminar la bajada llegaremos a una zona llana y con firme muy compactado, donde nace un pequeño barranquillo que se precipita suavemente por nuestra derecha terminando en una pequeña cala de arena; iremos por el mismo buscando el mejor sitio para avanzar, encontrándonos más adelante con los restos de un viejo camino que transcurre por una de las laderas del cauce y que estaba formado por una escalera de tosca y cemento que actualmente se encuentra muy erosionada y prácticamente destruida, ya que dicho material es muy sensible al desgaste de los fenómenos naturales y humanos.
Más adelante se forma un sendero cubierto de arena, al igual que las laderas colindantes donde crecen multitud de Servilletas o Lechugas de Mar (Astydamia latifolia), única especie vegetal que crece por los alrededores, junto a algunas Aulagas (Launaea arborescens) y Corazoncillos (Lotus sessilifolius). Solo nos queda destrepar un tramo y estaremos en la playa; es una pequeña cala de unos 40 metros de ancho, que se llama Playa de la Rajita, está bordeada de riscos erosionados donde se forman algunas pequeñas dunas de arena en la base de los mismos; el mar llega calmado a la costa en este lugar, por lo tanto es un remanso de paz donde poder disfrutar de la tranquilidad que desprende el sitio.
Tendremos que salir de aquí desandando el mismo camino, esta vez en ascenso, hasta desembocar de nuevo en el sendero que rodea el cráter de la montaña; seguiremos hacia la derecha y enseguida cruzamos una pequeña vaguada que tiene algunas zona delimitadas con un muro de piedra seca y el suelo es de tosca compactada, creciendo por los alrededores mucha vegetación halófila característica de lugar, como Balos (Plocama pendula), Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Aulagas (Launaea arborescens), Salados (Schizogyne sericea), etc.
Regresando de la Playa de la Rajita.
Continuamos luego nuestro recorrido en ligero ascenso y nunca perdiendo la traza del camino marcado; a la izquierda de nuestra marcha veremos una bifurcación que se dirige por el interior del cráter, transitando bastante sinuoso y con muchos altibajos por la llamada Caldera Pelada y que conecta con el sendero principal que rodea la montaña, en la cara norte de la misma.
Seguimos de frente ignorando la anterior bifurcación, hasta ver otro barranquillo que cruza el camino principal y que desciende por una superficie petrificada hacia la Playa Cumplía; veremos cómo hay restos de lo que fue una escalera de tosca y cemento que discurre bajo el pequeño acantilado de nuestra izquierda y desemboca poco después en la pequeña playita.
Playa Cumplía.
Esta es más pequeña que la anterior que visitamos, calculando que mide, más o menos, unos 20 metros de ancho y está formada también de arena fina entre unos acantilados que tienen poca altura y donde se forman en su base pequeñas dunas de arena, otro minúsculo paraíso costero que debemos disfrutar en tranquilidad y tomándonos nuestro tiempo. Para salir, tendremos que ascender por el mismo camino hasta conectar con el sendero principal y cuando estemos en el mismo, seguir nuestro rumbo hacia la derecha.
Recorridos aproximadamente unos ciento cincuenta metros, nos asomaremos lo más cerca posible del borde de la caldera para fijarnos en una travesía poco marcada que desciende por el borde de una de las lomas de las que está formada la base de la montaña; descenderemos sin miedo por la misma, ya que a pesar de que baja algo empinada, no reviste ningún peligro al tener un firme muy compacto y nada resbaladizo.
Al llegar al final, destreparemos hasta el cauce de un pequeño barranquillo donde hay otro pequeño paraíso en forma de playa de arena de no más de diez metros de ancho; en el cauce, barranco arriba, crecen Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Salados (Schizogyne sericea) y Balos (Plocama pendula), pudiendo ver también algún ejemplar aislado de Cardoncillo (Ceropegia fusca) y también alguna Aulaga (Launaea arborescens), todos ellos al abrigo de las bajas laderas colindantes.
De nuevo salimos de la playa remontando hacia la derecha y observando el paisaje que nos ofrece toda la base de la Montaña Pelada que hemos dejado detrás, compuesto de curiosas y agrestes formas volcánicas que ha formado la constante erosión marina y el viento que siempre está soplando con fuerza por esta zona de la isla, la mayor parte del año.
Enseguida tendremos a la vista la Playa de Cuevas del Trigo, un trozo de costa también de arena, pero más larga que las anteriores que nos hemos ido encontrando, teniendo aproximadamente unos cien metros de ancho; desemboca en la misma el Barranquillo las Rayas de Pelada y la bordea una loma que hace de límite del espacio natural y que termina en la Punta Brava. En dicha lomada se encuentra el ITER (Instituto Tecnológico de Energías Renovables) un complejo científico y de investigación, donde hay también varios aerogeneradores y numerosas edificaciones relacionadas con el mismo.
Cruzamos la playa y remontamos hacia Punta Brava cruzando el Barranquillo las Rayas de Pelada, rodeando la misma por una senda marcada que avanza con panorámicas de la costa que bordea el Puerto de Granadilla y la zona industrial del mismo; veremos un muro de piedras que delimita el espacio natural junto a una pista de tierra, donde también hay un panel informativo referido al Monumento Natural de Montaña Pelada.
De nuevo nos internamos en la anterior playa desandando nuestro camino y comenzaremos a ascender por un sendero marcado mínimamente en el terreno, que sube con moderado desnivel por las llamadas Rayas de Pelada; en el cauce del Barranquillo las Rayas de Pelada podemos ver Tabaibas (Euphorbia balsamifera), Balos (Plocama pendula), Matorriscos (Lavandula canariensis) y Salados Blancos (Schizogyne sericea) y en el camino de subida algunos ejemplares aislados de Verodes (Kleinia nerii), Aulagas (Launaea arborescens) y Cardoncillos (Ceropegia fusca); este camino discurre por una suave ladera entre dos vaguadas y camina por superficie volcánica muy compactada donde es posible observar desde muy cerca los diferentes estratos rocosos que ha dejado en su día la erupción del volcán.
Subiendo por Las Rayas de Pelada.
Al final de la subida desembocamos de nuevo en el recorrido circular que tiene la caldera de la montaña y nos dirigimos hacia la derecha, para continuar por un ancho y marcado sendero algo pedregoso que avanza con impresionantes vistas al entorno; camina entre una población muy numerosa de Tabaibas (Euphorbia balsamifera) que ocupan casi la totalidad del espacio, conviviendo con Aulagas (Launaea arborescens), Balos (Plocama pendula) y Cardoncillos (Ceropegia fusca).
Sendero circundante del cráter de Montaña Pelada.
El suelo es bastante firme y se convierte en un agradable recorrido que poco a poco va rodeando la totalidad del cráter mediante un camino perfectamente marcado; en un momento determinado veremos una bifurcación que se cruza perpendicularmente con nuestro recorrido, es una senda que corta diametralmente el recorrido circular del cráter y desemboca en el punto donde nos encontramos; tiene continuación por nuestra derecha descendiendo hacia el exterior del espacio natural en los Hoyos de Márquez, donde hay un espacio enorme con paneles solares.
Al fondo el Monumento Natural de Ifara y Los Riscos.
El paisaje desde este punto tampoco tiene desperdicio, porque aparte de disfrutar de la vista de las medianías del municipio de Granadilla, Arico y San Miguel, escoltados por la ladera montañosa que guarda el Parque Nacional del Teide, veremos en primer plano la Montaña de los Riscos (275 m) y la Montaña de Ifara (303 m), que juntas forman el llamado Monumento Natural de la Montaña de Ifara y Los Riscos, un entorno natural protegido que abarca unas 288 hectáreas compuestas de material volcánico de gran interés geológico.
Después de ignorar este cruce, seguiremos de frente llaneando y siempre bordeando el impresionante cráter del volcán, donde podemos distinguir perfectamente el sendero que hemos ido dejando detrás y el que discurre por el diámetro del mismo, que zigzaguea entre multitud de barranquillos y material volcánico de diferentes tonalidades, plagado además de vegetación característica del lugar.
Luego vamos descendiendo suavemente y asomándonos cada vez más al pueblo de El Médano, que desde esta altitud tiene una imagen espectacular, hasta que lleguemos al mismo lugar donde terminaba el camino de subida que al inicio de la ruta conectaba con el que estamos recorriendo por el borde del cráter.
El Médano y Montaña Roja.
Sólo tendremos que desandar el mismo camino, pero esta vez en bajada, no sin antes recrearnos en las panorámicas espectaculares que nos ofrece este lugar, abarcando toda la población turística de la costa de Granadilla y aflorando notablemente la Montaña Roja (171 m.), con su inseparable Montaña Bocinegro (36 m.), que se alzan juntas sobre la Playa del Médano y la Playa de la Tejita.
Al llegar a Playa Pelada de nuevo, evitaremos el sendero que asciende hacia el aparcamiento por nuestra derecha y seguiremos de frente para remontar por una marcada vereda que nos dejará en una plataforma costera compuesta de material volcánico.
Avanzaremos por el sendero que bordea la costa y cruzaremos luego una pequeña ensenada donde está la Playa de la Batata, para luego volver a ascender saliendo de la misma y conectar con una calle asfaltada que pertenece a una urbanización; solo nos queda dirigirnos a la Avenida Juan Carlos I y hacia la derecha caminar hasta llegar al mismo punto donde iniciamos el recorrido.
Avanzaremos por el sendero que bordea la costa y cruzaremos luego una pequeña ensenada donde está la Playa de la Batata, para luego volver a ascender saliendo de la misma y conectar con una calle asfaltada que pertenece a una urbanización; solo nos queda dirigirnos a la Avenida Juan Carlos I y hacia la derecha caminar hasta llegar al mismo punto donde iniciamos el recorrido.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña
francisco_farina@yahoo.es
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