DESCRIPCIÓN
Iniciamos la
ruta donde empieza el PR-TF-86, en el Caserío de Arico Viejo, una de las
entidades de población perteneciente al municipio de Arico; en la plaza donde
está ubicada la Ermita del Señor de la Cruz, un edificio religioso originario
del siglo XX que alberga una portada de piedra chasnera, rematada en un pequeño
campanario central.
Ermita del Señor de la Cruz, en Arico Viejo.
Caminamos por la Calle Sacerdote Fermín Hernández, que
progresa llaneando y bordeando el Lomo de la Quinta, hasta que, después de unos
quinientos metros, lleguemos al núcleo urbano de Arico el Nuevo, accediendo al
mismo por una calle empinada donde hay un calvario, que termina poco después,
en la Plaza Benítez de Lugo, donde está ubicada la Parroquia
de Nuestra Señora de la Luz. Este templo religioso fue erigido Parroquia en
el año 1929, comenzando las obras de su construcción en 1768 formando un
pequeño templo de forma rectangular con una espadaña al lado izquierdo y
reformado varias veces hasta su actual configuración. Todo el conjunto del
caserío que rodea la plaza está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC),
con categoría de conjunto histórico.
Parroquia Nuestra Señora de la Luz, en Arico Nuevo.
Núcleo urbano de Arico Nuevo (BIC).
Desde nuestra
ubicación en la plaza, nos dirigimos hacia la Calle Trece de Septiembre, por la
cual tendremos que ir hasta conectar con la Calle Veinticinco de Julio y desviarnos
por la primera bocacalle que nos encontremos por nuestra derecha, donde hay
situada una vieja fuente de abastecimiento de agua.
Camino empedrado saliendo de Arico Nuevo.
Descendemos suavemente por
un precioso camino empedrado que discurre entre altas paredes de piedra de
tosca blanca en dirección al Barranco de Lere o también denominado Barranco
Boso; al llegar casi al borde del cauce, donde hay una casa-cueva excavada en
un talud rocoso, el camino se convierte en un estrecho sendero con firme de
tosca, que avanza descendiendo paulatinamente y bordeando el lecho del
barranco, terminando poco después en el cauce del mismo.
Crecen por el entorno
grandes ejemplares de Tabaibas (Euphorbia lamarckii)
y Balos (Plocama pendula), al igual que abundante vegetación
característica de zonas áridas, como los Bejeques (Aeonium arboreum),
Verodes (Kleinia neriifolia) y Matorriscos (Lavandula canariensis),
entre muchas otras. Es de destacar que, en gran parte de este barranco, está
una de las mejores zonas de la isla para practicar “Boulder”, una modalidad de
escalada que consiste en escalar bloques de roca sin necesidad de usar material
de protección personal.
Cauce del Barranco de Lere.
Restos de empedrado.
Remontamos
unos pocos metros por el arenoso cauce del barranco y tendremos que fijarnos
por nuestra izquierda en el inicio de una vereda que, con restos de pavimento
empedrado, se abre paso entre algunos Jaguarzos (Cistus monspeliensis),
que crecen junto a unas viejas paredes de unas huertas de cultivo; progresa
subiendo moderadamente y bordeado por un pequeño murete de piedra seca que lo
delimita, avanzando mediante un firme algo erosionado y con algunos tramos
tallados en el terreno.
Vistas panorámicas de Arico Nuevo.
Después, unos metros más adelante, continúa por una
plataforma rocosa de tosca donde se pueden observar las atarjeas talladas que
se usaban para el regadío de las huertas colindantes, un elemento etnográfico a
tener en cuenta, así como algunas pequeñas estaciones de canalillos y cazoletas
de origen guanche; las vistas panorámicas a nuestras espaldas del Caserío de
Arico el Nuevo, asentado sobre la vertiente contraria del Barranco de Lere, no
tienen desperdicio.
Seguimos
bordeando algunas paredes de piedra seca de los viejos terrenos de cultivo
aledaños y cuando culminemos la lomada por donde hemos ascendido, tendremos que
intuir el paso para cruzar el cauce de un pequeño barranquillo, que converge más
abajo, en el Saltadero de Borregos, con el cauce principal del Barranco de
Lere. Después de haberlo atravesado campo a través, remontamos un poco un
desmonte hecho para un terreno de propiedad particular y conectamos con lo que
parece ser un camino que asciende en línea recta, acompañados de una tubería de
agua, que circula bordeando unos terrenos cultivados de olivos.
El camino original se pierde en este punto.
Pista asfaltada hacia Marzagán (dcha.).
En un momento
determinado seguimos andando por una pista agrícola donde podremos ver Magarzas
(Argyranthemum frutescens), Jaguarzos (Cistus monspeliensis),
Corazoncillos (Lotus sessilifolius), Matorriscos (Lavandula
canariensis), Inciensos (Artemisia thuscula), Cornicales (Periploca
laevigata), etc., que termina, unos doscientos cincuenta metros después, en
el Camino el Viso, una pista asfaltada que viene desde la zona poblacional de
Teguedite.
Continuamos
nuestra ruta por dicha carretera unos ciento cincuenta metros, hasta que
encontremos una desviación por la izquierda, también asfaltada, que se dirige hacia
la zona que llaman Marzagán, como así lo indica una señal de dirección.
Llaneamos rodeados de muros y paredes de piedra que pertenecen a multitud de
fincas de cultivo anexas a nuestros pasos; más adelante, a unos seiscientos
metros del cruce, hay un invernadero ruinoso en la zona conocida como Los
Llanos de Marzagán, donde tendremos que abandonar el asfalto, evitando una
curva cerrada de la carretera y desviarnos hacia la derecha, para acceder a un
camino tradicional, que al inicio está oculto entre unos grandes ejemplares de
Tabaibas (Euphorbia lamarckii) y Balos (Plocama pendula), y luego
se evidencia su trazado, balizado entre muretes de piedra seca, descendiendo
suavemente entre gran cantidad de Balos (Plocama pendula), Tabaibas (Euphorbia
lamarckii), algunas Vinagreras (Rumex lunaria) y Matorriscos (Lavandula
canariensis), mediante un firme bastante compacto, aunque tiene algunos
tramos más erosionados y pedregosos; la amplitud de la caja del camino es de un
ancho considerable y avanza entre medio de una gran extensión de viejas huertas
de cultivo en estado de abandono.
Camino hacia el Barranquillo Hoya del Moral.
Al finalizar
la bajada cruzaremos una pequeña vaguada, el Barranquillo Hoya del Moral, el
cual se divisa bordeado por una pared de piedra seca; unos metros después,
andaremos sobre una plataforma rocosa llana y enseguida cruzaremos el cauce del
Barranquillo de los Ovejeros, que vadea entre grandes rocas planas, entre las
cuales se forman algunos eres, depósitos naturales de agua que se llenan
aprovechando la escorrentía del cauce en temporada de lluvias y donde podemos
ver algunas especies de aves que permanecen por el entorno; distanciada unos
metros y en el mismo cauce, se ubica la Fuente de los Ovejeros y en nuestro
entorno más próximo, hay abundantes ejemplares de Piteras (Agave americana),
especie catalogada como invasora, muchos Jaguarzos (Cistus monspeliensis)
y Cornicales (Periploca laevigata).
Después de
cruzar el barranquillo, continuamos ascendiendo por una plataforma rocosa muy
compacta, que es el mismo camino, que discurre delimitado por un murete de
piedra de tosca, paralelo a la carretera TF-627, que es la vía que une el
núcleo poblacional del Poris de Abona con la Villa o Lomo de Arico. Continuamos
la subida hasta confluir con una carretera de asfalto, que sigue su ascenso
junto a la Era de Chiquerón, una era de trilla bastante bien conservada, que se
encuentra junto al camino.
Camino tradicional entre muretes de piedra seca.
Era de Chiquerón (izq.).
Avanzamos por la misma, ignorando otra vía asfaltada
que se desvía por nuestra derecha cruzando el Barranco de Teguedite, un cauce
que se extiende bajo La Montaña (502 m.), un cono volcánico que sobresale
claramente sobre la Vera de las Monjas; por su base pasa el PR-TF-86, que se inicia en
Arico el Viejo, población donde iniciamos nuestra ruta, y se dirige, pasando
por Teguedite, hacia las cumbres de Arico, terminando después en el Parador
Nacional, ya dentro del Parque Nacional del Teide. Progresamos
sin parar de ascender, entre un vergel de flora endémica canaria, pudiendo
observar, entre muchas otras, especies como Verodes (Kleinia neriifolia),
Tabaibas (Euphorbia lamarckii), Balos (Plocama pendula),
Vinagrerillas Rojas (Rumex vesicarius), Magarzas (Argyranthemum
frutescens), Matorriscos (Lavandula canariensis), Tederas (Bituminaria
bituminosa) y algunos ejemplares aislados de Gamonas (Asphodelus ramosus).
La Montaña (izq.).
Tramos empedrados.
Llega un momento en que el asfalto se termina y la pista sigue, rodeada de
huertas de cultivo, con firme de tierra y delimitada por muros de piedra seca;
más adelante se presenta más erosionada y con superficie de tosca muy
irregular, acrecentándose su desnivel de ascenso, pero sin perder su trazado
entre paredes de piedra. Unos tramos empedrados que han sobrevivido al tiempo
pasado, se combinan con otros de tosca, donde hay también unas canalizaciones
talladas en el terreno, que antiguamente servían para el riego de las huertas
que hay por el entorno; un giro brusco a la izquierda nos hace seguir
ascendiendo por un tramo del camino que conserva su pavimento empedrado, que
discurre en línea recta en dirección a cruzar un canal de agua, el llamado
Canal Intermedio.
Atarjea tallada en el camino (dcha.).
Canal intermedio.
Una vez lo hayamos cruzado, hacemos un descanso para volver
la vista atrás y disfrutar de las vistas panorámicas de las medianías del
municipio de Arico, pudiendo distinguir algunos barrios como el de La Sabinita,
el Lomo de Polegre y el de Teguedite, incluso el Monumento Natural de Montaña
Centinela, más al sur y en la costa.
Vistas panorámicas desde el Canal intermedio.
Camino original directo al casco urbano de Villa de Arico.
De frente
continúa el camino original, cruzando un paso subterráneo bajo la carretera
TF-629, que mediante una cuesta muy empinada con restos de empedrado y entre
unas paredes de piedra seca de bastante altura, conecta con el Callejón Cardón,
que, asfaltado, termina unos doscientos metros después, en la Calle el Carmen.
Nuestra opción es continuar por una senda que transcurre paralela al canal, terminando
poco después junto a una pared de piedra de una finca, en la carretera TF-629,
la cual tendremos que cruzar con la máxima precaución, para conectar con la
Calle el Carmen, justo en el lugar donde hay un calvario en forma de cruz de
madera.
Casas de arquitectura tradicional canaria.
Caminamos con
suave ascenso por dicha calle, entre viviendas que ofrecen su viejo aspecto
señorial del siglo XIX y algunas otras más humildes; continuamos avanzando
junto a la sede de la policía local y la Biblioteca municipal, hasta que
lleguemos a la carretera general, la TF-28, que cruza el núcleo poblacional de
la Villa o Lomo de Arico, al cual hemos llegado.
Iglesia de San Juan Bautista, en Villa de Arico.
Atravesamos la vía y
continuamos por la Calle el Carmen, que nos lleva directamente al centro
principal donde está ubicado el edificio del Ayuntamiento y la Iglesia de San
Juan Bautista, así como la plaza principal. La Iglesia está catalogada Bien de
Interés Cultural (BIC), como Monumento Histórico Artístico; datada su primitiva
Ermita en el año 1639, el edificio actual es del siglo XVIII, de una sola nave
y dos laterales que forman en su conjunto una cruz. Está construida en estilo
barroco con una torre cuadrangular, rematada en una espadaña octogonal hecha de
cantería; el interior alberga una valiosa talla de la Virgen de Abona del año
1722 y otra de la Virgen del Rosario de 1684, además de otras imágenes
religiosas y distintos elementos de orfebrería de los siglos XVII y XVIII. En
un jardín exterior anexo hay un precioso ejemplar de Drago Canario (Dracaena
draco), que llama poderosamente la atención.
Camino Real del Sur (PR-TF-86, saliendo de Villa de Arico).
Desde el
exterior de la Iglesia, tomamos la Calle la Asomadita, que se encuentra con
pavimento empedrado y que corresponde al tramo del Camino Real del Sur que pasa por el
municipio, descendiendo gradualmente hacia la carretera TF-28; antes de
cruzarla hay un panel informativo y unas señales de dirección correspondientes
al sendero homologado PR-TF-86. Con la debida precaución cruzamos la vía y
continuamos bajando, alejándonos de la carretera por la zona conocida como La
Hoyita, donde hay numerosas huertas de cultivo en estado de abandono; el firme empedrado
continúa en un estado de conservación casi perfecto, a pesar del tiempo pasado,
y el trayecto avanza, encontrándonos algunos carteles de información sobre el
camino, bien delimitado entre los muretes de piedra seca de dichas huertas. Crecen
por el entorno del camino numerosos ejemplares de Balos (Plocama pendula),
Verodes (Kleinia neriifolia), Inciensos (Artemisia thuscula),
Matorriscos (Lavandula canariensis) y Magarzas (Argyranthemum
frutescens), entre otras muchas especies.
El Camino Real conserva su empedrado original.
Al terminar la
bajada, llegaremos al cauce del Barranco de Teguedite, donde hay, en un
afloramiento rocoso, varias estaciones de cazoletas y canalillos de origen
guanche; conectamos con una pista de tierra que lo cruza y se convierte después
en una calle asfaltada cuando estemos en el núcleo urbano de Teguedite, que es
un conjunto de viviendas y casas de campo dispersas por el llamado Lomo de
Teguedite y El Hoyo, al abrigo de La Montaña (502 m.).
Estación de cazoletas y canalillos de origen guanche (izq.).
Poco después
desembocamos de nuevo en la carretera TF-28, a la izquierda y a unos doscientos
metros se encuentra la Iglesia de San Isidro, un edificio religioso de estilo
contemporáneo cuyo elemento más destacado es su campanario separado del
edificio principal, todo ello en una pintoresca plaza junto a la carretera.
Iglesia de San Isidro, en Teguedite.
Desde la
plaza, volvemos en dirección contraria por un camino de tierra, que es el
Camino Real del Sur, y que transcurre paralelo a la carretera, cruzándola en un
determinado momento para conectar de nuevo con el mismo camino, que sigue
avanzando bordeado por un muro de piedra de tosca; después vuelve a cruzarla en
varias ocasiones, desembocando en la Calle el Viso, que comparte paso con el
citado Camino Real. Pasamos junto a la Bodega Comarcal Cumbres de Abona y a la
altura del Instituto de Bachillerato de Arico, conectamos con el PR-TF-86,
donde una señal del sendero homologado nos indica la dirección a seguir hacia
Arico el Nuevo.
Camino Real del Sur (PR-TF-86), por la Hoya de las Calzadas.
Camino Real del Sur cruzando el Barranco de Polegre.
Continuamos la
marcha por la Hoya de las Calzadas, con vistas panorámicas hacia los núcleos
poblacionales de Arico el Nuevo y Arico el Viejo; el firme del camino se
encuentra bastante pedregoso y discurre en suave descenso, bordeando una enorme
finca vallada y delimitada por un muro de piedra seca. Más adelante encontramos
varios tramos que conservan su empedrado original y algunos otros aprovechan el
firme de tosca natural del terreno para seguir avanzando; la caja del camino es
perfectamente visible ya que discurre entre dos muros de tosca perfectamente
alineados.
Más adelante, sin perder el trazado con su firme empedrado, continúa
su descenso sinuoso hacia el fondo del Barranco de Polegre, donde una población
muy numerosa de Tabaibas (Euphorbia lamarckii) crece bastante frondosa,
en su cauce. El camino de salida del barranco no tiene pérdida y continúa con
la misma configuración de su firme empedrado al principio, para luego continuar
llaneando más estrecho y pedregoso y bordeando el barranco, hacia La Montañeta
(359 m.), un collado rocoso de tosca, situado a la entrada de Arico el Nuevo.
Entrando a Arico el Nuevo por la Calle de las Cuevas.
En dirección hacia Arico el Viejo.
Entramos
al mismo por la Calle las Cuevas, que asfaltada, cruza una vaguada y nos deja,
unos trescientos metros después, en la Plaza Benítez de Lugo, centro neurálgico
del pueblo, donde se encuentra ubicada la Parroquia de Nuestra Señora de la
Luz; sólo nos queda desandar el camino hasta Arico el Viejo finalizando allí el
recorrido, que es el punto donde iniciamos la ruta.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña
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